Pesadilla de Policía secreta
11 de mayo de 2007
En el otoño de 1989, cuando el fin de la “otra Alemania”, la “República Democrática Alemana” se veía venir, la Seguridad del Estado comunista comenzó febrilmente a destruir documentación sobre la estrecha vigilancia de los ciudadanos que había montado en base a agentes y soplones.
Pronto las máquinas destructoras de papel se recalentaron y el trabajo siguió a mano. Y no fue poco: en un par de días se destruyeron así unos 45 millones de hojas de papel, cada una en ocho a 30 partes. Pero los ciudadanos que en enero de 1990 asaltaron el edificio de la Seguridad del Estado no le dieron tiempo a la Policía secreta para deshacerse de las bolsas.
Los ciudadanos que ocuparon la central de la Policía del Estado en Berlín hallaron más de 17.000 sacos, llenos de fragmentos de papel y tarjetas de archivos, ensalada de bandas sonoras y filmes, pedazos de fotos y negativos.
Un panorama similar ofrecieron las 15 delegaciones de distrito de la Policía secreta y 227 oficinas locales. Como era de suponer que en el caso de ese material “destruido” se trataba de hechos candentes, particularmente de los últimos años y meses de la RDA, en un principio se conservaron todos los restos.
Un complicado rompecabezas
La institución que asumió la tarea de administrar y hacer accesible a todos los ciudadanos afectados el siniestro legado de la Policía del Estado de la RDA comenzó ya a mediados de los años 90 a reconstruir a mano la documentación. Se calcula que a unas 30 personas les llevaría de 600 a 800 años recomponer los documentos, en un delicado trabajo de rompecabezas.
Mucho tiempo, demasiado tiempo para un material tan precioso, que puede ayudar a arrojar luz sobre los últimos días del sistema, descubrir a colaboracionistas y soplones y ayudar a los historiadores a entender mejor la esencia del sistema de represión.
La oficina del Delegado del Gobierno Federal para la Documentación de la Seguridad del Estado de la ex República Democrática de Alemania resolvió entonces realizar una licitación pública europea para desarrollar un sistema que recompusiera el rompecabezas automáticamente.
La recomposición virtual
La licitación fue ganada por el Instituto Fraunhofer de Plantas de Producción y Técnica de Construcción, con sede en Berlín. El proyecto, que se lanzará como plan piloto, cuesta en una primera fase de dos años unos 6,3 millones de euros.
La reconstrucción automática comienza por el escaneo de la documentación. Luego, programas para computadora recomponen virtualmente los documentos basándose en un análisis del color de la escritura, la forma de las letras y la forma de los fragmentos.
Mientras que la reconstrucción de documentos a mano funciona sólo con los documentos rasgados también a mano, el análisis con computadora permite recomponer en forma relativamente rápida asimismo papeles pasados por máquinas destructoras de documentos.
Luego de la fase piloto se decidirá acerca de la continuación del proyecto. Si el procedimiento prueba ser tan eficaz como se espera, en cinco años podrían recomponerse todos los documentos. Los costos ascenderían entonces a unos 30 millones de euros. Una inversión que valdría la pena, en vista de los beneficios personales e históricos que puede brindar.