Penas y glorias en el aniversario de Brecht

Hasta el último minuto, el estreno corrió peligro. El Admiralspalast en el que debía representarse La Ópera de los Tres Centavos, del escritor cuya pluma aquí se recordaba, Bertolt Brecht, suspendió algunos de los rígidos controles de seguridad y las autoridades amenazaron con dejar a Brecht sin escenario. El edificio era sin duda el mejor lugar para el homenaje, pero también 95 años demasiado viejo, y nueve años demasiado vacío.

Sin embargo, al final todo estuvo a punto. Los trabajos se hicieron contrarreloj y las deficiencias, así como las herramientas y el polvo, desaparecieron a tiempo para que Mackie Navaja y los suyos pudieran contar, y cantar, su historia a los 1.700 espectadores invitados: la flor y nata del mundo teatral y la sociedad berlinesa.

Aplausos y abucheos

La gran atracción de la noche era ver desenvolverse a Campino, el famoso cantante del grupo de rock alemán Die Toten Hosen, en la piel de Mackie. Terminada la representación, el público del Admiralpalast se levantó de sus asientos para aplaudir al roquero convertido en delincuente aburguesado, tal y como Brecht lo imaginó. Buena señal, aunque Campino asegura que no piensa dedicarse al teatro a partir de ahora.

Sólo una persona brilló sobre el escenario tanto como el cantante: Johannes Heesters. A sus 102 años se metió al público en el bolsillo interpretando canciones de los años 30 y 40. "Me alegro de poder estar aquí esta noche, y espero que no sea la última vez", dijo el centenario actor.

Quien no salió tan bien parado fue el director, el austriaco Klaus Maria Brandauer. Los asistentes esperaban otra cosa, y lo dejaron claro en sus abucheos. Demasiado convencional, se escuchó decir. "Cuando uno inaugura un teatro, y un teatro como éste, tiene que saber cómo de escenifica a Brecht", criticó el actor alemán Peter Lohmeyer, quien en cambio opinó de Campino: "su interpretación me ha parecido magnífica".

Un mundo en decadencia

Prostitutas, ladrones, vagabundos y delincuentes son los protagonistas de La Ópera de los Tres Centavos, una de las obras de teatro con más éxito de los años 20. Aunque la historia transcurre en Inglaterra, es en realidad una crítica a la República de Weimar, al capitalismo ignorante y a los que lo siguen, a la tristeza de las grandes ciudades y a los que la admiran. Con la ironía y la sátira habitual de Brecht, La Ópera de los Tres Centavos no está escrita para no dejar huella. Si el espectador no reflexiona sobre el mundo en el que vive, la obra no cumple su objetivo. Ya sea en 1928, o en 2006.