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París y Berlín: en el mismo bote

Emilia Rojas14 de junio de 2004

Francia y Alemania resolvieron organizar consultas periódicas para coordinar la política de industrias, uno de los pocos puntos donde ha habido roces. Por lo demás, la luna de miel franco-germana continúa.

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Chirac y Schröder siguen haciendo gala de cordialidad.Imagen: AP

El destino parece seguir empeñado en unir a los gobernantes de Francia y Alemania. Pese a ser de signos políticos opuestos, una vez más comparten ahora la amargura del fracaso que les depararon las elecciones del fin de semana para el Parlamento Europeo. Tan dolorido como el canciller Gerhard Schröder se mostró el presidente Jaques Chirac, en el encuentro informal que sostuvieron en la ciudad germana de Aquisgrán. Sin ningún disimulo, el visitante galo calificó los comicios como una "decepción para todos nosotros y para Europa".

Preparando la cumbre

Pero, lo principal, es que la integración del viejo continente siga adelante. En eso, ambos mandatarios tienen una larga trayectoria haciendo causa común. Y se proponen seguir por esa vía, uniendo fuerzas en la próxima cumbre de la Unión Europea, en la que volverán a estar en la agenda temas de trascendencia: el proyecto de Constitución para la UE y el no menos delicado asunto de la sucesión del actual presidente de la Comisión Europea

Tanto Schröder como Chirac se mostraron reservados sobre el punto, manifestando la convicción de que la actual presidencia irlandesa hará una propuesta capaz de generar consenso. Ésas son las clásicas palabras de la diplomacia. Pero, tras bambalinas, se sigue discutiendo los pro y contras de los probables candidatos. Cuatro son los nombres que se mencionan por el momento para suceder a Romano Prodi, quien ya anunció que dejará el cargo a fines de año, para dar la batalla política en Italia contra el primer ministro Silvio Berlusconi.

Posibles candidatos

Una de las figuras a las que se atribuyen posibilidades es el actual primer ministro belga, Guy Verhofstadt. Este político liberal se ganó las simpatía de Alemania y Francia con su clara postura contra la intervención militar en Irak. Bélgica, pese a ser un país pequeño, llevó incluso la batuta en algún momento en este tema, convocando a una reunión de los detractores de la guerra. Pero, lo que para unos fue señal de aplomo, para otros constituyó un disgusto y una prueba de que Verhofstadt no es una figura integradora.

Varios de los nuevos socios de la Unión Europea se inclinarían en cambio por el primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, quien sí apoyó decididamente a Washington en su campaña iraquí. Pero eso es, justamente, lo que hace difícil que Schröder y Chirac le den el visto bueno. Así las cosas, salen al ruedo otros dos políticos con mayores posibilidades: el luxemburgués Jean-Claude Juncker, que acaba de ser reelegido holgadamente en su país, y el comisario de Justicia de la Unión Europea, el portugués Antonio Vitorino. Cualquiera sea finalmente la opción, una cosa está clara: Francia y Alemania volverán a empujar del mismo lado.