Paisanos y opositores de Trump en Alemania
31 de enero de 2017Sara Grossman, una californiana de 23 años radicada en Berlín, tuvo dificultades para dormir el pasado fin de semana: las protestas contra las políticas migratorias discriminatorias del presidente de su país la conmovieron mucho, por una parte, y la hicieron sentir culpable, por otra. Aunque ella se considera una persona políticamente comprometida –Grossman escribe para un centro de investigación de la Universidad de California, hace donaciones al centro de planificación familiar que el nuevo Ejecutivo estadounidense quiere dejar de financiar y trabaja en una organización que le enseña a refugiados cómo programar y escribir códigos–, los sucesos la hacían sentir que no estaba ejerciendo presión suficiente contra las medidas implementadas por Donald Trump.
Grossman no es la única que ha tenido esa impresión. De hecho, ella es sólo una de muchas veinteañeras estadounidenses en Alemania cuyos impulsos políticos se han visto revigorizados tras las elecciones de 2016. El renacimiento de ese interés por la política entre jóvenes expatriados ha sido percibido por los coordinadores de Democrats Abroad (DA), el brazo oficial del Partido Demócrata estadounidense en el extranjero. "Estamos registrando un aumento considerable en el número de nuevas membresías”, comenta Quaide Williams, director de DA en Alemania, que cuenta con 9.000 afiliados, sin contar a los que se les unieron después de los comicios más recientes. "Esa tendencia refuta la noción de que los jóvenes de hoy son apáticos de cara a la política y los partidos”, agrega Williams.
Según su cuenta, el 80 por ciento de los nuevos miembros de DA en Alemania tienen menos de 35 años de edad. Williams atribuye ese fenómeno a los temores que Trump inspira entre sus compatriotas más jóvenes y cultos. Jennifer, otra californiana de 29 años que trabaja para una consultoría en Fráncfort y prefirió no dar su apellido, le dijo a DW que está pensando asistir a una reunión de DA en su ciudad, pese a que ella no se considera ni republicana ni demócrata, sino centrista o libertaria. Como muchos otros, ella se sintió inspirada por las protestas del fin de semana y sostiene que vivir fuera de su país no debe inhibirla de participar en el debate político que tiene lugar al otro lado del Atlántico. Su colega Josh, un neoyorquino de 23 años, prefiere ofrecer resistencia individualmente.
Josh, quien tampoco quiso dar su apellido, le comentó a DW que su aporte consiste "en ser un buen estadounidense en el extranjero; en ser respetuoso, discreto y comprensivo; en ser capaz de convencer a otros de que, aún cuando muchos votaron por Trump, la mayoría de la gente en Estados Unidos es decente”.