"El feminismo amazónico empodera a la mujer"
11 de junio de 2017Camille Paglia ha causado controversia desde la publicación de su primer libro, "Sexual personae”, todo un éxito de ventas en 1990, pero que trajo consigo muchas críticas, ganándose así el título de "feminista antifeminista”. Gloria Steinem, defensora de los derechos de la mujer, dijo: "que se llame feminista es como si un nazi dijera que no es antisemita”.
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En su último libro, "Free Women, Free Men” (2017), Paglia sostiene que el feminismo moderno sobreprotege a la mujer y la exime de asumir responsabilidad por su vida sexual. El título es directo, radical y provocador como sus anteriores publicaciones.
DW: En Time, usted describe a Angela Merkel como "el mejor modelo a seguir para las mujeres aspirantes a la política”. ¿Por qué?
Camille Paglia: Lo que siempre admiré de Merkel es su habilidad para proyectar liderazgo, manteniendo la naturalidad y espontaneidad de una persona común. Ella trabaja en su jardín, cocina y ama tanto la ópera como el fútbol. El contraste con Hillary Clinton es tremendo. Hillary se muestra como una melancólica María Antonieta, siempre atrincherada tras su riqueza y guardias de seguridad. Parece no tener hobbies u otros intereses, más allá de la búsqueda del dinero y el poder. En cada aparición pública sigue un guión, no es capaz de improvisar, razón por la cual ella nunca dio una conferencia de prensa durante la campaña presidencial. Todo lo que ella hace o dice es estudiado y puesto a prueba por gente contratada para eso.
¿Por qué la candidatura de Clinton no logró convencer a muchas más mujeres?
Evidentemente, Hillary Clinton tenía muchos seguidores que anhelaban tener a la primera mujer presidenta de Estados Unidos, pero al mismo tiempo ella era una candidata que llevaba consigo un grave historial como personaje público. El feminismo mostrado por Hillary no es real. Su protagonismo se debe al apego a un hombre, su esposo, un político talentoso y encantador. Incluso su puesto en un prestigioso bufete de abogados en Arkansas lo obtuvo solo por estar casada con Bill Clinton, quien en aquel entonces era el Fiscal General del Estado.
Hillary siempre dijo que deseaba apoyar a las mujeres y niños, pero nunca tuvo una iniciativa propia. Ella apoyó el programa de otros y a veces firmó como copromotora, pero la mayor parte del tiempo se la pasó solicitando favores políticos y acumulando montañas de dinero. Como senadora no hizo nada y como ministra de Exteriores prácticamente tampoco, a excepción de su torpeza en Bengasi y la desestabilización en Libia.
Aunque usted es miembro del Partido Demócrata, votó por Jill Stein y el Partido Verde en las elecciones del 2016. ¿Qué opina sobre Trump?
Yo tengo un concepto muy negativo sobre Donald Trump desde hace varias décadas. Lo considero un vándalo desde que en 1980 destruyó las esculturas de caliza de estilo art deco que decoraban la fachada del emporio Bonwit Teller, que se ubicaba en la Quinta Avenida en Manhattan. Aquel edificio, que data del año 1929, fue demolido para la construcción de la Torre Trump. Esa fue una gran pérdida para la herencia cultural de Nueva York.
Cuando Trump empezó su candidatura para la presidencia, yo solo lo veía como un "charlatán de feria” que no estaba calificado para la política estadounidense. De cualquier modo, ninguno de los otros republicanos tenía la suficiente personalidad o las ideas necesarias para impresionar a los electores. Es así como Trump venció a sus oponentes dentro del partido.
Usted ha sido llamada feminista, pero crítica duramente el feminismo. ¿Por qué?
Yo soy una feminista que busca la igualdad de oportunidades. Eso significa que yo demando que se eliminen todas las barreras que impiden el desarrollo de la mujer en el ambiente político y profesional. No obstante, yo me opongo a las protecciones especiales para la mujer, como cupos de trabajo o procedimientos particulares que favorecen solo a las mujeres durante las demandas de agresión sexual. Yo quiero igualdad total ante la ley. Desde mi punto de vista, estas protecciones especiales infantilizan a la mujer. Mi feminismo amazónico se basa en el empoderamiento del individuo: las mujeres no deben retroceder a un pasado prefeminista para convertirse en sujetos pasivos del Estado.
¿De dónde nace su posición frente al feminismo?
Cuando era una adolescente me sentí inspirada por la primera ola feminista, la del siglo XIX, dirigida por mujeres estadounidenses que se movilizaron en 1920 por el derecho al voto. Lo que aprendí del feminismo fue por mi obsesión con la célebre aviadora Amelia Earhart, de quien yo leí un artículo periodístico en 1961. Nadie hablaba de feminismo en aquel tiempo, pero yo sí me sentía atraída por el tema debido a mi franqueza y a mi personalidad agresiva, lo cual no iba conforme a la definición de femineidad de esa época.
La segunda ola feminista se dio a finales de los años 60 y me encontré en un feroz conflicto con las nuevas feministas en torno a muchos temas, sobre todo por el odio neurótico que tenían hacia los hombres y por su hostilidad puritana. Solo tenía 16 años cuando leí "El segundo sexo”, de Simone de Beauvoir y Valentina Tereshkova, una cosmonauta soviética que recién se había convertido en la primera mujer en ir al espacio. El Newsweek publicó mi carta enviada al editor, junto a una foto de Amelia Earhart, donde invoqué el precedente de Earhart como protesta a la exclusión de la mujer en el programa espacial de Estados Unidos. Explícitamente demandé "igualdad de oportunidades” para las mujeres estadounidenses, acorde a mi principio fundamental.
Jan Tomes (LE/JOV)