Pacto sobre migración: un mínimo de humanidad
8 de noviembre de 2018Cuando el parlamentario cristianodemócrata Stephan Harbarth informó el viernes (02.11.2018) al Parlamento alemán (Bundestag) de su visita a un campamento de refugiados en Jordania y de lo malas que son allí las condiciones sanitarias, hubo risas burlonas en las filas de los populistas de derecha de Alternativa para Alemania (AfD). Nada retrata mejor lo ocurrido en este debate.
El pacto: estándares mínimos
Alemania aprobará el Pacto Mundial sobre Migración, pese a toda la agitación de la AfD. Porque el pacto, al que dará su venia la enorme mayoría de los cerca de 190 Estados de la ONU, no recoge más que un listado de estándares mínimos que deberían regir en todos los países. Por ejemplo, con respecto a la atención especial que merece la suerte que corren los niños que huyen, o la atención sanitaria. En síntesis: son las bases del trato que deberían dispensarse entre sí los seres humanos. El solo hecho de que se discuta al respecto, demuestra a qué nivel de frialdad y dureza de corazón ha llegado el debate en torno a la migración y el asilo, también en Alemania. Pero, por lo menos, Alemania respalda el pacto, a diferencia de Austria, Hungría, Estados Unidos y algunos otros países más.
Naturalmente, la AfD hace del Pacto Mundial sobre Migración una "renuncia a la soberanía de nuestro país”, pinta la imagen de fronteras abiertas a destajo y de una marea de inmigrantes que inunda los sistemas de seguridad social. Nada de eso es verdad. Pero eso no le interesa a la AfD. En realidad, el pacto subraya la soberanía de cada país. Por lo demás, sus disposiciones no son jurídicamente vinculantes. Pero no se trata de hechos, sino de azuzar animadversiones y resentimientos.
Críticas justificadas
Fue reconfortante ver que todos los demás partidos del Bundestag hicieron frente a la AfD con claridad. También la Unión Cristianodemócrata-Cristianosocial (CDU/CSU). Desde sus filas se habían formulado críticas al pacto, aunque no tanto a su contenido sino a la forma en que, sobre todo el Ministerio de Relaciones Exteriores, trató la iniciativa de la ONU: prácticamente no la abordó públicamente. Quizá el temor al candente tema de la migración y los refugiados haya sido la causa de que el asunto se debatiera solo ahora en el Bundestag, a pedido de la AfD. De cualquier manera, no fue un acierto. Así lo subrayaron también los oradores de La Izquierda, Los Verdes y los liberales del FDP.
El debate dejó una vez más en evidencia lo que Alemania debe hacer para poner fin al miserable tono de discusión que se instaló en el Bundestag con la llegada de la AfD. Se requiere una ley de inmigración moderna, que distinga con claridad entre el derecho de asilo y el deseo de inmigrar, que defina las oportunidades y límites, en lo posible con rapidez. Y se requiere la unidad de todos los demócratas contra los misántropos de la extrema derecha.
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(ER/CP)