Otra imagen de Irán
1 de agosto de 2012El día que el alemán Benedikt Fuhrmann dejó su ciudad natal con su viejo Volkswagen Polo, el destino del viaje todavía era Vietnam. El apasionado fotógrafo y director de cine quería seguir inicialmente la histórica ruta comercial de Europa a Asia, llevando su equipamiento de trabajo consigo.
Sus planes cambiaron justo cuando cruzó la frontera entre Turquía e Irán. “Mi primer encuentro con un iraní fue con el aduanero de la frontera. Tuve mucho miedo de que confiscaran mi cámara”, recuerda Fuhrmann.
Sumergido en el país
Poco después, su miedo se disolvió junto con el té que tomó con el aduanero iraní, feliz al ver un carro alemán. Este fue el momento crucial en que Fuhrmann sintió que quería conocer mejor Irán. El periodista viajó un año entero en su carro por todo el país. Fueron más de 70.000 kilómetros. Conoció la vida tumultuosa de Teherán, con más de 15 millones de habitantes. Encontró hospitalidad, tanto con los nómadas de las montañas, como en los pueblitos de pescadores cerca del mar.
Los iraníes nunca lo trataron con desconfianza. La mayoría asociaba a Alemania con tecnología, excelente calidad de productos y fútbol.
Desconfianza
Al regresar a Alemania, Fuhrmann quiso presentar sus profundas impresiones de Irán mediante una exhibición multimedia, pero la búsqueda de patrocinadores potenciales y espacios adecuados resultó muy difícil. Cada vez que le mencionaba el proyecto a alguien, podía sentir sus miedos “a una bomba atómica, a terroristas, a Ahmadineyad o al Islam”.
Sin embargo, la falta de confirmaciones sólo fortaleció su afán. Finalmente encontró apoyo en el cura alemán Rainer Maria Schließler, que le ofreció acceso a las salas de la Iglesia para su exhibición sobre Irán. Schließler causó el rechazo de otros religiosos con su apoyo a este proyecto. Pero esto sólo le hizo pensar que había hecho “todo bien”.
Éxitos y planes
Mediante Internet y las redes sociales Fuhrmann logró recibir más de 50.000 euros para el financiamiento de su proyecto. A la inauguración asistieron muchos iraníes. “Fue muy emocionante para mí cuando una mujer se me acercó y me dijo: ‘Usted me devolvió mi país'” cuenta el periodista. Ahora, quiere mostrar sus fotografías en otras regiones del mundo. En Tel Aviv, por ejemplo, ya recibió apoyo de Ronny Edry, fundador de la campaña “Israel loves Iran”.
Autoras: Samira Nikaeen / Julia Luhnau
Editora: Rosa Muñoz Lima