Opinión:¿Tendrá éxito la nueva estrategia de Volkswagen?
16 de junio de 2016El gran sueño de Martin Winterkorn era ser el número uno del mundo. Un sueño que debía hacerse realidad en 2018 a más tardar. “Estrategia 2018”, así se llamaba el plan. Desde que el pasado otoño se destapara el escándalo de los autos diesel, Martin Winterkorn se ha convertido en el jubilado mejor pagado de Volkswagen. Desde el día de hoy, su plan es historia.
El nuevo plan lleva por nombre “Estrategia 2025”. Como el nuevo director del consorcio, Matthias Müller, quiere demostrar que es un trabajo de equipo, ha hecho anteponer la palabra “Together”, es decir, “juntos”, antes del término “estrategia”. Un nuevo hombre, un nuevo plan y nuevos objetivos: todo va a ser muy distinto en Wolfsburgo, en el resto de sedes de VW repartidas por todo el mundo y en el gran mercado de marca de la compañía.
Nuevos objetivos
Con Winterkorn imperaba el lema “más rápido, más alto y más allá”. Era pura gigantomanía y, por encima de todo, reinaba el autócrata Winterkorn. Era el hombre que conocía hasta el más mínimo detalle. El obseso de la técnica, que asegura no haber preguntado cómo era posible que, repentinamente, los “diesel sucios” cumplieran con los requisitos en EE.UU. Desde hace nueve meses, Matthias Müller, que antes dirigía Porsche, es el director. Su lema es: “estructura, cultura, eficiencia”. Su tarea no es envidiable. Tiene que tirar del carro para sacarlo del lodazal de los diesel, recuperar la confianza de los clientes y, además de todo eso, conducir hacia otra época a una compañía que cuenta con 600.000 trabajadores y 200 mil millones de euros de presupuesto. El propio Martin Winterkorn ya fue consciente de que las automotrices del mundo tienen ante sí una revolución.
Entre el pasado y el futuro
Transformarse en un prestador de servicios de movilidad con producción propia es un auténtico malabarismo y no precisamente sencillo. De aquí a 2025, es decir, en un plazo de nueve años, Müller quiere que un cuarto de sus autos sean eléctricos. Pero los pecados del escándalo pasado lo van a perseguir durante largo tiempo. Hay que pagar multas millonarias y reparar millones de autos diesel trucados.
Nunca en la historia de una compañía estuvieron tan entrelazados el oscuro pasado con un posible brillante futuro. Y no hay garantías de que la transformación funcione. Si se quiere convertir un cuarto de la producción en autos eléctricos, se necesitará un cuarto menos de motores de combustión y un cuarto menos de piezas de impulsión y de palancas de cambios. Y se necesitarán grandes cantidades de baterías y otros componentes necesarios para los autos eléctricos. Habrá que diseñar modelos completamente nuevos o transformaciones de los antiguos. Habrá que repensar los procesos de producción e implementarlos. Todo eso funcionará si los excesos centralistas de la era Winterkorn quedan en el pasado. Y dando más responsabilidad a las marcas y a las sedes regionales. Se acabaron los tiempos en que se pensaba en Wolfsburgo qué autos les gustarán a los americanos.
Expectación en Wolfsburgo
Todo eso conlleva riesgos. El balance ecológico de los actuales autos eléctricos es moderado. No está claro que vayan a imponerse y si funcionará el cambio a la cultura del auto eléctrico. Muchos otros lo han intentado y han fracasado. Y tampoco está claro que Volkswagen vaya a ser capaz de soportar los retos financieros que se le plantean, porque el camino hacia un nuevo mundo automovilístico es muy caro, eso es algo que el propio director de VW ha dicho. Y ha añadido que debe ser financiado con dinero procedente del mundo de los antiguos autos, pero ahora los beneficios no son muy grandes.
Si, a pesar de todos los reparos, Volkswagen se convierte en un par de años en el fabricante líder de autos eléctricos, se dirá en Wolfsburgo que algo bueno salió del escándalo de los motores diesel. Hay expectación por ver hasta qué punto se trata de una estrategia duradera.
Para aprender: lea la versión original de este artículo en alemán