Opinión: Un paso atrás
16 de mayo de 2016En realidad, todo empezó bien. Desde el comienzo, el nuevo presidente de la FIFA, el suizo Gianni Infantino, anunció a un nuevo colaborador en el primer congreso del organismo tras su elección. Fatma Samoura, una reconocida diplomática de la ONU, fue elegida como nueva Secretaria General de la FIFA. De este modo, Samoura se convierte en la sucesora en el cargo de Jerome Valcke y recibe aún más poder que el propio Infantino, de acuerdo con los nuevos estatutos.
Además, Samoura, de 54 años de edad, es la primera mujer en dirigir - en más de 100 años de historia de de la FIFA- el negocio operativo de la organización. Hasta ahora, todo bien. Eso también pensó probablemente Infantino, que declaró seguidamente el fin de la crisis en la organización de futbol. Algo bastante apresurado.
El mensaje es fatal
Sin embargo, pasó todo lo contrario. La decisión de que los inspectores del proceso de reforma vuelvan a ser designados por el Ejecutivo de la FIFA, aún lleno de cuestionamientos, causó un gran escándalo. El jefe supervisor Domenico Scala renunció. La muy dañada imagen de la FIFA pierde así a su hombre más importante en la lucha contra la corrupción que apostaba por un verdadero nuevo comienzo. Su reacción fue la única consecuencia lógica y deja presumir con ellos algo peor. Y es que el mensaje que envía Infantino es fatal.
La FIFA no ha aprendido nada. Quien determina a sus propios inspectores no refleja la intención de querer trabajar realmente de forma transparente y honesta. Parece que Infantino coincide en eso con Blatter. "El proceso de reforma de la FIFA ha sido golpeado", comentó el jurista Mark Pieth sobre el tropiezo del paquete de reformas de Infantino. Pieth, quien había impulsado las reformas de la FIFA entre 2011 y 2014, fue traído por Blatter al organismo, pero también fue él mismo quién lo sacó.
Infantino debe cumplir ahora
De entre las medidas determinadas por el órgano controlador hasta el año 2017, a través del Ejecutivo de la FIFA, surgen sospechas: ¿Empieza la FIFA, a sólo unos meses del tan anunciado comienzo de la reforma, a repetir prácticas antiguas? ¿Qué tipo de reforma quiere Infantino realmente? Y es que una cosa es cierta: si hay personas que incomodan en el órgano controlador, entonces sería fácil para Infantino y su grupo darlos de baja nuevamente –un gran paso hacia atrás y de regreso al pasado. Qué pena. ¿Es entonces la FIFA un caso perdido? Por lo menos es lo que transmite el primer congreso. Pero lo que queda claro es que la primera prueba de fuego de los nuevos jefes de la FIFA fue un claro retroceso.