Opinión: Un frenazo en seco necesario
11 de octubre de 2017La expectación ante la comparecencia de Carles Puigdemont en el Parlament de Cataluña era máxima. Las presiones que el presidente de la Generalitat ha sufrido en los últimos días también. El retraso en el inicio en el pleno se debió a las conversaciones de último momento de Puigdemont con los socios de izquierda del Govern de Catalunya, cuyas bases más radicales consideraron el discurso del presidente como una "traición inadmisible".
El discurso de Puigdemont se mantuvo fiel a su línea argumental de los últimos meses. Su tono retador incluso fue más allá, llegando a decir que la reciente huida de empresas de Cataluña no tiene "efecto real" sobre la economía catalana. Puigdemont recordó en su discurso las "humillaciones" sufridas por la región durante los últimos quince años por parte del Estado español: la modificación por parte del Tribunal Constitucional de aspectos sensibles de su Estatut de autonomía de 2006, el reiterado rechazo del Gobierno central a llevar a cabo una consulta pactada, las sanciones sufridas por quienes trataron de llevar a cabo una consulta sobre la independencia de Cataluna el 9 de noviembre de 2014 y, finalmente, la violencia empleada por las fuerzas de seguridad durante el referendum del 1 de octubre. A pesar de haberse producido en condiciones irregulares, Puigdemont da legitimidad al resultado de esa votación y declara la independencia de Cataluña como Estado independiente en forma de república. Acto seguido, la suspende y apela al diálogo.
La frenada en seco de Puigdemont ha decepcionado a muchas personas hoy en Cataluña. Pero era lo más sensato dadas las circunstancias. Haber seguido adelante hubiera sido un salto en el abismo de consecuencias imprevisibles para la región. Puigdemont ha abierto hoy una oportunidad de diálogo que el Gobierno de Rajoy no debe desaprovechar. Atrincherado en el frente legal, el presidente español no ha cedido ni un ápice de terreno a la negociación. Pero, tras las imágenes del pasado 1 de octubre, los ojos de Europa y del mundo observan el conflicto con atención. Rajoy debe salir al terreno político y entablar negociaciones con Cataluña. Los españoles necesitan un presidente que haga algo más que utilizar la Constitución como escudo. En el momento más crítico de España tras varias décadas de democracia, Rajoy debe hacer gala de un espíritu más dialogante y demostrar que su Gobierno puede hacer política propia de un país de su relevancia en la Unión Europea.
Autora: María Santacecilia