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Opinión: Putin y las sombras de Stalin

Miodrag Soric
31 de octubre de 2017

Los políticos que falsean la historia, le hacen un mal a su propio pueblo. Porque así se aumenta el riesgo de que no se aprenda de la experiencia. Esto también se aplica a los políticos rusos, sostiene Miodrag Soric.

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En memoria de las víctimas del estalinismo en la antigua Unión Soviética
En memoria de las víctimas del estalinismo en la antigua Unión SoviéticaImagen: DW/J. Vishnevetskaya

Después de todo, el presidente Vladimir Putin inauguró un nuevo monumento a las víctimas de la represión política a unos 40 minutos a pie de la Plaza Roja, el "Muro del duelo".

Hay que reconocerlo. Hasta el momento, las declaraciones de Putin sobre Stalin habían sido contradictorias. Una vez llamó al dictador georgiano un "líder capaz". En septiembre admitió que se había erigido un busto de Stalin frente a un museo de historia militar. Ahora el jefe del Kremlin condenó los crímenes de la era de Stalin sin peros: millones de personas inocentes fueron asesinadas, encarceladas y desterradas a Siberia.

Con sus palabras, el presidente se distancia de Stalin. Era tiempo. No hay nada de Stalin, Lenin y sus seguidores que embellecer, nada que excusar. Pero las palabras de Putin serían aún más poderosas si fueran seguidas por la acción. Porque el presidente no puede lamentar las víctimas de la violencia política y al mismo tiempo perseguir a la oposición o a los medios críticos.

El dilema de Putin es cómo resolver la trágica historia de su país sin poner en peligro su propio poder, tan solo unos meses antes de las próximas elecciones presidenciales. En caso de duda, Putin siempre ha optado por la conservación del poder. Porque su mantra es la estabilidad.

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Miodrag Soric es corresponsal de DW en Moscú

Él está profundamente enraizado en el entorno de las fuerzas de seguridad. El derrumbe de la Unión Soviética, un estado que funcionaba, desde su óptica, es concebido como una catástrofe, como la humillación de Rusia.

El jefe del Kremlin busca evitar que se repita la historia reciente. Los crímenes de Stalin o Lenin parecen estar muy lejos. Para él son un tema del que deberían ocuparse los historiadores o los activistas de derechos humanos.

A pesar de todas las críticas legítimas a Putin, es bueno que haya levantado el "Muro del duelo". Quizás en la víspera del aniversario de la llamada Revolución de Octubre esto reavivará una discusión sobre cómo lidiar con la propia historia.