Opinión: "Más vale tarde que nunca"
21 de febrero de 2015¡Felicidades, señor Varoufakis! Por fin el ministro de Finanzas griego ha entrado en razón. A lo mejor, un análisis más detenido del presupuesto y los extractos de cuenta del Estado heleno lo hicieron acordarse de la necesidad de atenerse a los hechos. Grecia sigue necesitando la ayuda del Eurogrupo y del Fondo Monetario Internacional, ayuda que ha sido extendida por cuatro meses. No obstante, este resultado ya se pudo haber obtenido hace tres semanas.
Yanis Varoufakis se pudo haber ahorrado las negociaciones, los desencuentros, el teatro y su disputa con el ministro de Finanzas alemán en Bruselas. Nada de esto ha traído mejoras sustanciales para Grecia, pero sí ha dañado la confianza de los demás socios de la eurozona. Esta confianza deberá ser recuperada, puesto que el país sureuropeo necesita el Eurogrupo.
El ministro de Finanzas griego logró que el Eurogrupo le hiciera algunas concesiones. Ahora deberá hacer creer a sus electores que se trata de una gran victoria de la autodeterminación griega, así como una liberación de la opresión de la troika. A los demás ministros no parece importarles mucho si lo logrará o no. Después de todo, el Gobierno griego se condujo a sí mismo a un callejón sin salida.
Borrón y cuenta nueva. En los próximos cuatro meses se deberá trazar un programa para Grecia, a fin de poder seguir saneando el presupuesto, impulsar la economía y acabar con la desigualdad social. Si la coalición de izquierda-derecha está dispuesta a cooperar, ni el Eurogrupo ni el Banco Central Europeo o el Fondo Monetario Internacional le cerrarán el grifo del dinero.
La meta conjunta es estabilizar a Grecia y mantener a los países del euro en la unión monetaria. Cueste lo que cueste. Y lo cierto es que seguirá costando. En Bruselas, Varoufakis admitió que Grecia tiene un problema de liquidez, es decir que en los próximos meses necesitará más ayuda. Los ingresos fiscales son bajos y el crecimiento económico está decayendo. El nuevo Gobierno tiene, en parte, la culpa de ello, porque con su actitud ha desconcertado a inversionistas y empresas.
La campaña electoral finalmente ha acabado. También la fiesta de la victoria. El nuevo Gobierno ha aprendido, deberá reconocer la realidad y, bajo la presión de Berlín y Bruselas, ha cambiado de rumbo de último minuto. Esto es lo mejor para Grecia y Europa. ¡Felicidades, señor Varoufakis!