Opinión: LuxLeaks castiga a los delatores
30 de junio de 2016
La sentencia en el proceso del caso LuxLeaks demostró hasta qué punto están separados los derechos de la Justicia. ¿Qué tan justo es que las empresas internacionales reduzcan la carga de impuestos a sus ganancias a menos de un 1 por ciento, mientras que los ciudadanos comunes y corrientes y las pequeñas empresas se llevan la parte más gorda de la carga fiscal?
O en concreto en lo referido al proceso de LuxLeaks: ¿por qué los dos denunciantes quedaron con antecedentes penales mientras que Jean-Claude Juncker, corresponsable en este caso de evasión tributaria, sigue siendo el presidente de la Comisión Europea? El mensaje es lamentable: ¡el valor cívico es peligroso! Cualquiera que denuncie arriesga no sólo su trabajo, sino también su libertad.
Pesquisas indagatorias necesitan delatores
En el banquillo de los acusados se sentaron las personas equivocadas, lo que no es ninguna sorpresa. Deltour y Halet, exempleados de la firma auditora PriceWaterhouseCoopers (PwC), hicieron públicas las dudosas prácticas de evasión fiscal con las que PwC ganó mucho dinero y sus clientes pudieron ahorrar un montón a expensas de la gente de todos los países vecinos.
Se trata de una evasión de impuestos de cientos de miles de millones de euros. Durante años, PwC actuó como una secretaría de las autoridades fiscales luxemburguesas. La colaboración marchó tan bien que PwC prefabricó los informes a la administración fiscal de sus clientes. Esto explica también cómo el funcionario de Hacienda Marius Kohl podía facturar, en apenas un día, no menos del 54 por ciento de las declaraciones, las llamadas Tax-Rulings, lo que le valió entre sus colegas el apodo de “Mr. Ruling”.
Delatores necesitan protección
Que la sentencia se produzca justo cuando a 200 kilómetros, en Bruselas, se delibera sobre el futuro de la Unión Europea después del brexit, es una ironía de la historia. Para que esta Unión tenga futuro debe ser transparente, justa y acercarse a los ciudadanos . Luego debe, con palabras y acciones claras, contrarrestar el amplio malestar generalizado que produce la sensación de que la Unión Europea es una comunidad para grandes empresas e influyentes asociaciones de lobby. La absolución total de los acusados en Luxemburgo podría ser una señal en esa dirección.
Ahora se debe asegurar que el proceso contra Deltour, Halet y Perrin no continúe. Necesitamos denunciantes. Por eso debemos protegerlos en lugar de castigarlos. Quien revela injusticias no debe correr riesgos personales. Una ley europea para proteger a los denunciantes debe garantizarlo.