¿Las reclamaciones amenazan las relaciones con Polonia?
16 de septiembre de 2017A veces el azar abre perspectivas interesantes: sendos centros de análisis en Berlín y en Varsovia abordaron el tema simultáneamente. En Berlín, ante un público alemán, un asesor del presidente polaco habló de los requisitos de reparación exigidos por el gobierno de Varsovia. Justo a principios de esta semana un dictamen del Sejm, el Parlamento polaco, confirmó la legitimidad de las reclamaciones.
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Al mismo tiempo, en Varsovia, se debatía el tema del populismo y la solidaridad en Europa. Al estrado, además de otro asesor del presidente polaco, subieron también conferenciantes alemanes. El público polaco se muestra crítico sobre la política migratoria alemana, el papel de Alemania en Europa… pero la cuestión de las reparaciones no se mencionó, ni una sola vez.
Patrones habituales
Al final del acto, interrogados sobre el tema, la mayoría respondió resoplando y desviando la mirada. El gobierno del populista PiS tiende a lanzar la reclamación del pago de reparaciones por parte de Alemania siempre que la política interna no va todo lo bien que les gustaría. En un pasado, se podía estar seguro de que una pretensión así aunaría el apoyo de una abrumadora mayoría.
Demasiado terrible fue lo que la Alemania nazi hizo con Polonia. No hay duda. Pero la cuestión obviamente ya no produce la adhesión automática de la generación más joven de Polonia. Las encuestas arrojan resultados diferentes según cuál sea la pregunta: el 49 y el 63 por ciento defienden el pago de reparaciones; en otro sondeo, más de dos tercios de los encuestados consideran que la cuestión de la reparación está cerrada.
El gobierno y el parlamento alemanes también lo ven así: legalmente, el tema está cumplido. Sin embargo, sigue siendo motivo de preocupación. Con el gobierno del PiS, las relaciones entre ambos países no están en su mejor momento. La confianza en una gestión razonable basada en la buena vecindad y los lazos dentro de la Unión Europea no es muy grande. Los expertos advierten contra las consecuencias de las reclamaciones de reparación en, por ejemplo, que se vuelvan a plantear cuestiones territoriales cerradas hace mucho tiempo. No sólo la reconciliación germano-polaca está en juego: cualquier persona que cuestione la frontera occidental de Polonia con reclamaciones de reparación también corre el riesgo de abrir disputas sobre las fronteras orientales con Ucrania y Bielorrusia.
Otras ofertas
La recomendación de los interlocutores polacos, por otro lado, para hacer frente a las demandas de reparaciones: ignorarlas, no dejándose provocar, dejarlo pasar. Así se ahorra tiempo y esfuerzo que puede ser utilizado más sensatamente en pro de la reconciliación germano-polaca. Como invirtiendo más en el empleo juvenil, por ejemplo. O en un fondo futuro, como los que funcionan en Grecia o Italia, que promueven actividades científicas y sociales centradas sobre los acontecimientos de la última guerra mundial. Los proyectos a nivel municipal podrían así crear una cultura de recuerdo germano-polaca común y erigir símbolos contra el olvido y por la reconciliación entre las comunidades de víctimas. Sin embargo, el requisito previo para ello es la buena voluntad. Pues ahí está el futuro.
Autora: Dagmar Engel (LGC/DZC)