Opinión: las palabras de Gauck no bastan
13 de julio de 2016Por fin. Tras más de 50 años de ignorar, minimizar y callar, la verdad emerge sobre “Colonia Dignidad”. Y es que el asentamiento fundado en el sur de Chile por Paul Schäfer en 1961, era un lugar sin ley, en el que ciudadanos alemanes y chilenos fueron torturados, esclavizados y sufrieron abusos.
El presidente alemán, Joachim Gauck, reconoció, durante su visita en Chile, con palabras contundentes las negligencias de Alemania. Es “espantoso” que demócratas hayan cerrado los ojos y callado tanto. Los diplomáticos alemanes deberían aprender de estas negligencias y ponerse siempre “en el lugar de la víctima”, consideró Gauck.
Sin embargo, el presidente no quiere saber nada de indemnizaciones a las víctimas de la colonia sin dignidad. En cambio, anunció la disposición del Gobierno alemán a garantizar apoyo psicosocial y a respaldar la construcción de un memorial.
"No hay vuelta atrás“
Es trágico que justo Joachim Gauck sea quien rechace las peticiones de las víctimas. Como antiguo delegado para la gestión de los archivos de la Policía Secreta, Stasi, de la RDA, las víctimas tenían la esperanza de que él les reconociera la injusticia que les sucedió. Como antiguo pastor veían en él a un aliado en la búsqueda de la verdad y la justicia.
Los decepcionó. Hasta ahora, el Gobierno alemán no parece estar dispuesto a efectuar una indemnización simbólica y económica a las víctimas, que viven, y que fueron enviadas de niños de Alemania a la colonia en los años 60. De esta manera, reconocería la corresponsabilidad por la violación de los derechos humanos sucedidos en la colonia.
Pero las víctimas no deberían dejarse desanimar por el rechazo de Gauck. Ya que como aparece en el título de la impresionante película “Colonia Dignidad”, del director Florian Gallenberger: “No hay vuelta atrás”. Berlín lo sabe. En abril, el Ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, desclasificó las actas entre los años 1986 y 1996 del Ministerio de Asuntos Exteriores. Es decir, la búsqueda de la verdad continúa.
Entre otras cosas, es verdad que el servicio de inteligencia chileno, “Dina”, construyó en el recinto de la colonia un centro de tortura, donde se torturó a cientos de opositores al régimen del dictador Augusto Pinochet. Que los alemanes formaron a los torturadores y también torturaron. Y que los habitantes que escaparon del terror de Paul Schäfer no fueron acogidos en la Embajada Alemana en Chile.
Falsa consideración
"Si salieran a la luz todos los delitos, habría un conflicto diplomático entre Alemania y Chile”, dijo recientemente Heike Kneese en una entrevista al semanario “Die Zeit”, que concedió junto con su marido Wolfgang Kneese. Él pudo escapar, como primer habitante del asentamiento, a la edad de 21 años en 1966. Desde entonces, lucha por los derechos de los afectados.
Los delitos de “Colonia Dignidad“ deben salir a la luz independientemente de los conflictos diplomáticos. La democracia alemana y chilena debe analizar críticamente en conjunto este oscuro capítulo del pasado, ambos países deben condenar a los culpables e indemnizar a las víctimas.
Nadie lo sabe mejor que el mismo presidente Gauck y la presidenta chilena Michelle Bachelet. Ambos experimentaron la arbitrariedad política y la persecución de las dictaduras en sus propias carnes.
A más de 50 años de la fundación de “Colonia Dignidad” ha expirado definitivamente el tiempo para la complicidad política con alemanes extranjeros ultraderechistas. Del mismo modo que el apoyo silencioso a anticomunistas, que tuvo consecuencias devastadoras durante la Guerra Fría. No hay vuelta atrás.
Si desea leer el artículo en alemán, por favor, haga clic en este enlace.