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Opinión: La mayor burbuja de todos los tiempos

Henrik Böhme15 de junio de 2016

El mundo al revés: quien invierte en deuda alemana, tiene que pagar. Los bajos intereses llevan así durante años y la situación alcanza ahora un nuevo punto culminante. Para Henrik Böhme, esto no puede acabar bien.

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Zerplatzende Seifenblase
Imagen: picture-alliance/Wildlife/R. Nagel

Los títulos de deuda alemana a 10 años son algo así como un clásico entre los bonos de deuda del mundo. A principios de la década de los 80, quien invertía en ellos, lograba un rendimiento de más del 10 por ciento. Pero esos tiempos quedaron atrás ya hace mucho. Desde hace tres décadas y media desciende su rédito y en el día de ayer (14.06.2016) a las 9:24 de la mañana sucedió que, por primera vez, el interés cayó bajo el cero por ciento.

¡Bienvenidos a Absurdistán!

De esta manera, Alemania ingresa en el club de países en los que se paga por comprar bonos. No es una situación totalmente nueva. Ya hace cuatro años, un muy comentado artículo de Deutsche Welle advirtió del curso que podría tomar la cosa. La desastrosa situación ya se inició con el dinero barato a continuación de la crisis financiera de 2009. El remate lo puso en 2012 Mario Draghi, director del Banco Central Europeo. Su famosa frase de que “se hará todo lo posible” (“whatever it takes”) para salvar el euro terminó de abrir definitivamente todas las compuertas. Daba comienzo la mayor expropiación a los ahorradores de la historia reciente.

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Henrik Boehme, de la redacción de Economía de Deutsche Welle.

El BCE es corresponsable

Para cualquiera está claro que, si ya no se obtienen intereses por una inversión a 10 anos, hay algo que no está yendo bien en los mercados financieros. Los bonos de deuda son la herramienta más importante para la financiación del Estado alemán. Prácticamente la mitad de la deuda alemana recae sobre estos títulos. Pero la necesidad de invertir es, en cierto modo, tan grande, que los inversionistas que quieran poner su dinero en un lugar seguro, se ven obligados a morder la manzana, aunque esté amarga. ¡Una inversión con pérdidas! ¿Quién hace algo así voluntariamente? ¡Nadie, por supuesto! Pero todo esto ya no tiene nada que ver ni con la lógica ni con la sensatez. Han ocurrido varias cosas que han conducido a la absurda situación actual, pero lo definitivo ha sido la gigantesca operación de compra de deuda llevada a cabo por el Banco Central Europeo. Desde abril, esta institución ha comprado deuda alemana por unos 19 mil millones de euros. Esta demanda generada artificialmente hace subir el precio de la deuda y reduce su rédito. Los vaivenes externos que a veces surgen, como el actual miedo al “brexit”, actúan como catalizadores de esa situación.

Miedo a la burbuja

Todo esto no puede terminar bien. Los planes de pensiones de millones y millones de personas de todo el mundo se esfuman por la ventana del BCE y otros bancos emisores. La mitad del mundo tiene deuda estatal que no le reporta interés alguno. Pero un mundo sin intereses no funciona: el capital, el interés y el interés compuesto son el principal pilar sobre el que descansa nuestro orden económico. Los mercados financieros están destruidos y la confianza de las personas también. Y lo peor es que cuando alguna vez alguien quiera subir los intereses, todo podría estallar. Porque entonces bajará repentinamente la cotización de los bonos y todo el mundo querrá vender. Cuando la burbuja explote, mejor tener los ahorros a resguardo y estar bien lejos.

Para aprender: lea el original en alemán de este artículo