La hora de la verdad para Europa
23 de junio de 2016Toda Europa observa. Y confía en que los británicos permanezcan en la UE, que en el referéndum sobre la continuidad en la Unión Europea gane el sí. ¿Toda Europa? Por supuesto que no: los escépticos, los enemigos del club europeo, esperan que gane el 'Brexit'. Y si los británicos se separan del resto de Europa, se establecería un precedente. Tanto para los euroescépticos como, sobre todo, para los partidos abiertamente anti-europeos, como el Frente Nacional en Francia o el Partido de la Libertad de Geert Wilders en los Países Bajos. No hay más que recordar que, en estos países, ambos fundadores de la Comunidad Económica Europea (germen de la UE), sendos referendos rechazaron el primer borrador de una Constitución europea. Y muy probablemente estos partidos propondrían en sus países un referéndum para decidir sobre la adhesión a la UE, cuyo resultado sería más que incierto.
Se necesitan urgentemente reformas de la UE
Así que casi toda Europa espera que Gran Bretaña se quede. En concreto: la Europa más racional. Que admite, sin embargo, que incluso en el caso de que los británicos continúen perteneciendo al club, se necesitan reformas urgentes. Una respuesta afirmativa de los británicos daría un respiro, pero la UE deberá en cualquier caso pensar cómo superar la desconfianza hacia Bruselas. El sentido y la utilidad de la Unión Europea deben ser clarificados de nuevo.
El sentimiento de que la clase política europea actúa como una distante élite no debe seguir respondiéndose con la gastada expresión retórica de que "más Europa es ahora más necesaria que nunca". Es al contrario: hay que tomarse en serio las críticas acertadas contra la mala administración, sea en la Comisión, el Parlamento o el Consejo. La UE se debe reformar y debe ofrecer a los ciudadanos un nuevo sentimiento de pertenencia.
Hay muchos motivos prácticos y económicos por los que es mejor para el Reino Unido permanecer en la UE. Y también por los que es mejor para la UE que Gran Bretaña sigua siendo miembro. Ambos, de separarse, perderían peso en el escenario político mundial. Y una Unión Europea sin la influencia de los británicos sería menos pragmática, menos liberal, menos abierta al mundo y tendría menos confianza en las leyes del mercado. Alemania perdería su socio más importante cuando se trata de entender la UE no sólo como una máquina de redistribuir dinero.
Una estupidez política
Sea cual sea el resultado del referéndum, una cosa es cierta: el primer ministro británico, David Cameron, tenía exclusivamente razones partidistas para convocar la consulta. Sobre todo, tranquilizar a los sectores más conservadores de su partido. Y para ello ha sumido a la UE en una crisis existencial y ha desatado los fantasmas euroescépticos de los que pretendía deshacerse, poniendo el destino de su país y de la Unión Europea a merced de un referéndum sin sentido y totalmente innecesario. Y aun cuando los británicos decidan tan pragmática y razonablemente como se espera en muchos países de la UE, Cameron ha abierto una grieta en su país. Y ha puesto los cimientos de la unión al límite de su resistencia. Políticamente, la idea del plebiscito fue una estupidez. Y el sesgo extraordinariamente emotivo que ha tomado el debate, hasta llegar incluso al asesinato de la diputada Jo Cox, ha demostrado que cuestiones tan complejas son adecuadas para debatirlas en el Parlamento, pero no para un referéndum.
Para aprender: aquí puede Usted leer la versión original de este artículo en alemán.