La COP21 no debe convertirse en víctima del terrorismo
20 de noviembre de 2015Dentro de pocos días, personas de todo el mundo se congregarán en París en el marco de la Conferencia sobre el Cambio Climático COP21. Esta cumbre es considerada una de las últimas oportunidades para los jefes de Estado y de Gobierno para alcanzar un acuerdo climático que reemplace el Protocolo de Kioto de 1997.
Y en efecto, el debate sobre la protección del clima ha cobrado impulso: líderes políticos han señalado estar más dispuestos que nunca a alcanzar un acuerdo fuerte. A nivel mundial, empresas intentan reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero mediante medidas concretas, mientras que cada vez más institutos financieros retiran sus inversiones de las energías fósiles.
El 29 de noviembre, el día previo al comienzo de las negociaciones, personas en todo el mundo tienen planeado salir a las calles para celebrar un día de acción del clima nunca antes visto. Tan solo en la capital francesa se espera la participación de un millón de personas en una marcha para exigir mayor protección del clima.
Todo ha cambiado tras los atentados
No obstante, todo ha cambiado tras los atentados de París. El lunes pasado, el primer ministro galo, Manuel Valls, dijo que “sin duda” se cancelarían conciertos y otros eventos “sociales”.
Los organizadores de la marcha climática mundial anunciaron en un comunicado que están analizando de manera conjunta los próximos pasos a seguir. En caso de que el estado de excepción siga vigente a finales de noviembre, las acciones de protesta de mayor tamaño serán canceladas, según informan diferentes fuentes.
Por lo menos, los jefes de Estado y de Gobierno no permitirán que se les impida negociar: el ministro de Relaciones Exteriores estadounidense, John Kerry, dijo el martes que “los despreciables y cobardes actos terroristas” no tendrán ningún impacto en las negociaciones climáticas en París. Sin embargo, un día después, las autoridades francesas revocaron los permisos para llevar a cabo las manifestaciones públicas más grandes, planeadas para el 29 de noviembre y 12 de diciembre.
Mucho está en juego
Mucho está en juego. La semana pasada, el servicio meteorológico británico informó que este año la temperatura mundial aumentará un grado – esto es la mitad del límite de dos grados fijado por científicos, que advierten de peligrosas consecuencias si el calentamiento global llegara a rebasar ese límite.
Y de acuerdo con un informe de la Organización Mundial Meteorológica, las emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera alcanzaron un nivel récord en 2014. No nos queda mucho tiempo para evitar que el calentamiento global rebase el límite de dos grados.
Por ello, vuelvo a insistir: No podemos permitir que los terroristas salgan ganando. Las negociaciones no deben ser pospuestas por ningún motivo. Tal como parece, esto por lo menos no es muy probable. Pero incluso si solo se cancelaran las demonstraciones públicas, esto conduciría en parte al tipo de sociedad que el llamado Estado Islámico pretende imponernos.
Desde luego, equivale a una pesadilla logística garantizar la seguridad de un millón de civiles.
No es fácil contrastar la seguridad con la libertad de expresión. Sin embargo, el hecho de que aparentemente se haya tomado la decisión de que solo una pequeña parte de la opinión pública podrá expresar su opinión, es una decepción. Si permitimos que los atentados de París frenen el movimiento de protección del clima, equivaldría a una victoria para los terroristas.