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Opinión: ¿Cultura identitaria en Alemania? ¡Pues claro!

1 de mayo de 2017

El ministro del Interior de Alemania, Thomas de Maizière, se preocupa por la cohesión de la sociedad alemana y ha propuesto un nuevo debate "Leitkultur". No es una mala idea, opina Marcel Fürstenau.

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Bild am Sonntag Innenminister Thomas de Maiziere (Bild)
Imagen: Bild/Foto: DW/M. Fürstenau

El debate sobre la "cultura identitaria" es un tema sensible para muchos en Alemania. En especial, cuando los conservadores utilizan la palabra en sus debates políticos, ya que siempre los escépticos de lo germano perciben que esto significa imponer la homogeneidad cultural a costa de la diversidad. Este tipo de reacción es fácil de entender tras ver cómo los populistas usan y abusan del tema. Cuando AfD (Alternativa para Alemania) habla sobre este tema lo hace con la intención de excluir, al promover básicamente que se reemplace el multiculturalismo con la cultura identitaria.

Esa dualidad es ajena para el ministro de Interior alemán, Thomas de Maizière, quien presentó su catálogo de diez puntos resumiendo la esencia de la cultura identitaria germana, intentando promover el dialogo cultural. Es evidente que nuestra historia nos define y, por ello, de ninguna manera es banal cuando de Maizière se refiere a los alemanes como "herederos de su historia, con todos sus altos y bajos”.

Kommentarfoto Marcel Fürstenau Hauptstadtstudio
Marcel FürstenauImagen: DW/S. Eichberg

La huella del cristianismo en Alemania 

No todos quieren aceptar esa herencia, ni aquellos que han nacido aquí ni los inmigrantes. Cuando de Mazière declara que la "relación especial con el derecho de existencia de Israel” forma parte de la cultura identitaria de Alemania, no lo hace para incitar sentimientos de culpa, sino para asumir la responsabilidad de ese capitulo oscuro de la historia del país.

Por fortuna, el ministro tampoco evade el rol ambivalente del cristianismo. El nombre de Martin Lutero personifica la división en la iglesia cristiana, por muy neutral que uno lo quiera ver. Sin embargo, no es contradictorio enaltecer a la religión como factor de unidad y no de discrepancia en la sociedad, cuando el ministro impulsa un modelo tripartito de iglesia, sinagoga y mezquita.

Por supuesto que, a 500 años de la Reforma, Alemania está fuertemente marcada por el cristianismo. Enfatizar eso no significa que no se valoren otras religiones o que se interponga el cristianismo por encima de ellas, es simplemente un hecho en su historia.

Nada moralizador ni discriminatorio

El ministro de Interior ha incluido varios aspectos que vale la pena considerar, como el valor de la educación, la crianza y los modales. Allí no se encuentra nada moralizador, ni discriminatorio. Es simplemente una firme expectativa.

Una frase clave es que "la fuerza y la seguridad interna sobre nuestra propia cultura genera, como consecuencia, tolerancia hacia otros”. De Maizière se enfoca expresamente en aquellos inmigrantes que piensan quedarse. ¿Qué pasa si estos "no conocen, no quieren conocer o rechazan” la cultura identitaria? En ese caso, teme de Maizière, la integración no tendrá éxito.

Como este temor tiene sus justificaciones, su iniciativa de "Leitkultur” también está justificada. De hecho, en tiempos de creciente polarización social, esta cultura identitaria se necesita con urgencia.

Algunos catalogarán la contribución del ministro como una maniobra política, y en eso tendrán razón. ¿Pero qué hay de malo con que el hombre encargado de los asuntos internos de su país ponga este tema sobre la mesa en un año electoral importante? Nada. Más bien, todo lo contrario: el ministro está cumpliendo con su responsabilidad, al iniciar un debate con el fin de mejorar la cohesión social. Y a este debate todos están invitados a participar de manera constructiva. 

Marcel Fürstenau (JCG/DZC)