Opinión: ¡Bravo, Emmanuel Macron!
26 de abril de 2018La prolongada visita de Emmanuel Macron a los Estados Unidos tuvo dos partes. Donald Trump invitó a su homólogo francés a venir a Washington para la primera visita de estado de un mandatario extranjero durante su presidencia y Macron aprovechó la oportunidad para explicar las diferencias entre sus políticas, pero siempre con un tono respetuoso para con su anfitrión.
Al igual que otros líderes, incluida la canciller Angela Merkel, Macron no se salvó del "estilo Trump".
Trampas de Trump
En declaraciones públicas antes y durante una conferencia de prensa conjunta, Trump no pareció ceder en ninguno de los asuntos clave para Macron: la continuidad del acuerdo nuclear con Irán, un papel activo de Estados Unidos en Siria tras la derrota del Estado Islámico, la necesidad de abordar el cambio climático y el final de las amenazas de los aranceles estadounidenses contra los países de la Unión Europea. Macron se lo tomó todo con calma y logró esconder cualquier vergüenza que pudiera haber sentido ante las trampas de Trump.
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Tras la primera parte de la visita, uno podría haber tenido la impresión de que Trump no estaba tratando a Macron como a un igual. Era difícil no sentir algún tipo de simpatía por Macron. Después de llenarlo de elogios, de mostrarle la casa de George Washington y de organizarle una pomposa cena de estado para él en la Casa Blanca, Trump criticó públicamente todas sus propuestas.
La mejor respuesta que Macron pudo obtener de Trump fue apenas un "lo sabremos pronto".
El discurso en el Congreso
Pero luego vino el segundo acto de la visita de Macron: su discurso ante una sesión conjunta del Congreso. En ese discurso, realizado en inglés (una anomalía para un presidente francés) Macron planteó nada menos que un repudio total a las políticas que defiende Trump, así como las tácticas que lo llevaron al poder. Macron pronunció un apasionado llamamiento a favor de la democracia, la libertad, la tolerancia, los derechos humanos y la cooperación internacional, en una fuerte defensa de los valores occidentales..
El hecho de que Macron lo haya hecho en el corazón de la democracia de Estados Unidos, frente a un Congreso controlado por los republicanos que con pocas excepciones ha respaldado a un presidente que a menudo ha evitado o es indiferente a esos valores, le dio un peso adicional a su discurso.
Pero, ¿puede la visita de Macron considerarse un éxito, aunque parece poco probable que haya influido en la posición de Trump en cuestiones clave?
Sí, por dos razones
En primer lugar, porque en el Washington de Trump uno debe festejar las victorias que se obtienen. Después de la sorprendente victoria electoral de Trump, se habló en la capital de Estados Unidos, medio en broma, de que el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, podría obtener el visto bueno para ser el homenajeado que recibiera la primera cena de Estado.
Ciertamente, no era una especulación descabellada. El primer político extranjero que visitó al presidente electo Trump fue el cerebro de Brexit, Nigel Farage. Y esta semana Trump definió al líder norcoreano Kim Jong Un como "muy honorable".
Entonces, en ese contexto, la invitación a Macron, el líder de un aliado tradicional de los Estados Unidos pero también un miembro clave y defensor de la UE, no era una obviedad. De hecho, es un éxito notable tanto para él como para Bruselas.
En segundo lugar, Macron utilizó su viaje, particularmente su discurso en el Congreso, para delinear y defender los valores occidentales y la unidad de la UE. Al hacerlo de manera tan emocional y elocuente, detalló una cosmovisión que puede describirse como un antídoto contra la perspectiva de Trump. Destacar esta alternativa es saludable y muy necesario.
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