Opinión: Assad debe estar aguantando la risa
13 de septiembre de 2016Seguramente seremos testigos de golpes, contragolpes y otros reveses que pondrán en entredicho la tregua en Siria. De hecho, el pacto alcanzado por Rusia y Estados Unidos es tan complicado que todo apunta a su fracaso. Como muestra, un botón: el Secretario de Estado, John Kerry, dijo que si se consigue “una verdadera reducción de la violencia”, Washington y Moscú se aliarán para erigir una base central de operaciones en siete días, identificar a terroristas y actuar contra ellos coordinadamente.
Cuando los moderados no reciben ayuda alguna
Esa labor será fácil en lo que respecta al autoproclamado Estado Islámico, una organización que casi todos perciben como un grupo terrorista. Pero, ¿qué hay del Jabhat Fateh al-Sham? Las opiniones sobre esta formación son muy divergentes. Cabe recordar que, al principio de la guerra civil siria, Jabhat Fateh al-Sham –conocido anteriormente como el Frente Al-Nusra– era sólo una célula islamista cercana a Al Qaeda.
En aquel momento, Estados Unidos y otras potencias enfatizaron que estaban dispuestas a apoyar al Ejército Libre Sirio (ELS) en su lucha contra el régimen de Bashar al Assad, pero nunca lo hicieron. Eso condujo a que muchos combatientes abandonaran progresivamente las filas del ELS y se unieran a las del Frente Al-Nusra, que sí recibió respaldo a través de canales todavía oscuros; fue así como creció y se convirtió en Jabhat Fateh al-Sham.
Hoy, esa organización es la que lleva la bandera en la lucha contra los soldados leales a Assad en los alrededores de Alepo. A su lado combaten más de una docena de milicias rebeldes diferentes, algunas de las cuales exhiben un talante moderado. En un lapso de siete días, Washington quiere persuadir a estas milicias-satélite de distanciarse de Jabhat Fateh al-Sham para que los aviones de combate estadounidenses y rusos puedan bombardear tranquilamente a los “terroristas”. Esa será una misión difícil.
Más cuesta arriba todavía será convencer al resto de la población. Después de todo, aunque los líderes del Jabhat Fateh al-Sham sigan estando ideológicamente cerca de Al Qaeda, el combatiente promedio de ese grupo es un ciudadano sirio promedio cuyas raíces están en la población promedio de Siria.
¿Son todos los opositores de Assad unos terroristas?
Recapitulemos: primero, Estados Unidos se abstiene de apoyar a los milicianos moderados y los empuja, prácticamente, a los brazos de los terroristas islamistas. Luego, Washington cataloga como terroristas a todos los combatientes del Frente Al-Nusra. Y ahora, la potencia norteamericana quiere bombardearlos en coordinación con Rusia. Assad debe estar haciendo todo lo posible por aguantar la risa: desde hace cinco años, el “hombre fuerte” de Damasco le hace la guerra a buena parte del pueblo sirio, alegando que él sólo está luchando contra “terroristas”. Si la tregua se sostiene en Siria, es posible que Estados Unidos respaldando en realidad la posición de Assad.
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