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Opinión: Adiós UE. ¿Hasta la vista Escocia?

Birgit Maaß
15 de marzo de 2017

El Parlamento británico aprobó el proyecto de ley del “brexit”. Ahora, los escoceses han anunciado la intención de convocar un nuevo referéndum. El futuro del Reino Unido es cada vez más incierto, opina Birgit Maaß.

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UK | House of Lords
Imagen: picture-alliance/empics/PA

La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, es la verdadera oponente de Theresa May, y, de hecho, es una adversaria formidable. Sturgeon lanzó su ofensiva justo el día en que el Artículo 50 –con el que se solicitó la salida de la Unión Europea (UE)– había pasado sin problemas en el Parlamento británico, como el Gobierno había deseado.

El silencio de los lores

La anunciada sublevación en la Cámara Alta no se materializó. Los lores al final se asustaron de su propio coraje y de la larga mano de los llamados brexiteers (partidarios de la separación), quienes pueden llegar a ser especialmente desagradables en los tabloides. Y es que aparecer condenado en las portadas de los diarios como enemigos del pueblo, al ponerle trabas al Gobierno y la voluntad popular, puede ya ser muy riesgoso para la salud de los ancianos lores y ladies de la Cámara Alta.

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Birgit Maass es corresponsal de DW en Londres

No existen pues certezas para ciudadanos de la UE que viven en el Reino Unido ni tampoco ninguna garantía de que el Parlamento vote al final de las negociaciones sobre el acuerdo con la UE, tal como los lores lo habían sugerido. El destino del país, incluidos los millones de ciudadanos de la UE que viven aquí, y quienes justificadamente se preocupan por su futuro, está enteramente en manos del Gobierno.

Ahí es a donde exactamente no quiere ir Nicola Sturgeon. La ministra principal de Escocia parece, esta vez sí, estar convencida de que puede ganar el referéndum. Pero no será fácil. En las encuestas, solo la mitad de los escoceses está a favor de independizarse.

La economía escocesa, que ha sufrido con la caída del precio del petróleo, está en peor estado que hace dos años. Y el llamado swing, que los nacionalistas necesitan convencer, es mucho menor al del referéndum que tuvo Escocia el 18 de septiembre de 2014.

Los escoceses: apasionados europeos

Nicola Sturgeon quiere aprovechar el hecho de que los escoceses son apasionados europeos. En el referéndum del "brexit”, más del sesenta por ciento de los escoceses votaron por permanecer en la UE. No obstante, una Escocia independiente tendría todavía muchos obstáculos que superar: el país probablemente tendría que solicitar nuevamente la membresía para entrar a la UE. En tal caso, todos los otros 27 miembros tendrían que estar a favor.

Romper con el resto de Gran Bretaña es un salto hacia lo desconocido, advirtieron opositores a la independencia en Escocia en la última consulta popular. Sin embrago, este argumento ya no cuenta, porque todo el país se enfrenta a una gran incertidumbre, e incluso, posiblemente, ante una caída al abismo. Que enemigos de Bruselas como Nigel Farage aludan a que pertenecer en la UE no sería una independencia real, probablemente no impresionará a muchos escoceses, ya que ser independientes y tratar de permanecer en la UE quizás sea la alternativa menos perturbadora.