Opinión: una demostración de fuerza en la Rusia de Putin
10 de mayo de 2018La tierra tiembla al paso de los tanques por la Plaza Roja. El aire zumba por el vuelo bajo de los veloces aviones de combate sobre los edificios del Kremlin. El orgullo está plasmado en los rostros de políticos y generales. Con este tradicional desfile militar, Moscú conmemora su victoria sobre la dictadura nazi. Rusia quiere demostrar su fuerza, un mensaje que va dirigido sobre todo hacia los estadounidenses. Tras meses de espera, pendiente si mejoraban las relaciones con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, Rusia ha abandonado esta esperanza. Washington recurre a las sanciones, intenta sacarla del mercado europeo como proveedor de materias primas y ahora se encara con su íntimo aliado: Teherán.
Para el presidente ruso, Vladímir Putin, esta nueva crisis es sobre todo una oportunidad. Y es que Trump ha conseguido lo que el Kremlin lleva mucho tiempo intentando: dividir a Occidente, probablemente por muchos años. La UE quiere mantenerse en el acuerdo nuclear con Irán. Para ello necesita el apoyo de todos los Estados signatarios, es decir, también del ruso. No parece que la UE tenga intención de ceder a las nuevas amenazas de EE.UU.: Washington ha amenazado con imponer sanciones a las empresas que comercien con Irán, lo que profundizaría en la discordia transatlántica. Una brecha de la que Putin podría obtener capital político sin tener que hacer nada.
En este sentido, cobra especial importancia el papel que juegue el ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, este jueves (10.05.2018) en Moscú. El Kremlin siempre ha defendido el acuerdo nuclear con Irán y seguirá actuando en consecuencia. Ahora, frente a los claramente imprevisibles estadounidenses, Moscú puede presentarse como un socio de fiar. Putin rechaza una política exterior en solitario, al contrario que los estadounidenses. En esto, Rusia está con los europeos. Trump no podría haber hecho un mejor regalo por el Día de la Victoria.
Como Rusia, la UE teme que una anulación del acuerdo nuclear pudiera desatar una peligrosa carrera de armamentos en Medio Oriente. América está muy lejos. A Europa llegaría una nueva ola de refugiados. Igual que en los últimos años, el Viejo Continente paga el precio de la desastrosa política estadounidense en Irán. Y Washington se escabulle de su responsabilidad al no asumir refugiados.
¿Convierte esto al presidente Putin en un socio de confianza de la UE? Eso sería prematuro y poco creíble. Valga como ejemplo la guerra en el este de Ucrania. Un nuevo acercamiento con Bruselas solo es posible una vez que esta "guerra fraternal” haya acabado. La canciller alemana, Angela Merkel, abordará este y otros temas en su visita a la residencia de verano de Putin, en Sochi, el 18 de mayo. Antes de ello, el ministro de Economía, Peter Altmaier, negociará con el kremlin sobre la política occidental de sanciones. Y otros ministros europeos viajarán también a Moscú estos días para tratar estos temas con sus homólogos.
Washington debería tener esto seriamente en cuenta.
Autor: Miodrag Soric (EAL/CT)
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