Opinión: ¡Por fin, una postura firme!
8 de agosto de 2016Tras semanas enteras de confusión y dilaciones, de mirar hacia otro lado y atribuirle a otro las responsabilidades propias, por fin, una institución deportiva rectora halló el valor para asumir una postura firme y tomar una decisión tan difícil como necesaria. Lamentablemente, la resolución del Comité Paralímpico Internacional (CPI) de excluir a los atletas rusos de los Juegos Paralímpicos debido a la sospecha de dopaje que rodea a muchos de ellos llegó unos días después de que su hermano mayor, el Comité Olímpico Internacional (COI), emitiera el veredicto contrario.
Estas dos organizaciones, que tienen la misma función, aunque en ámbitos distintos del deporte, tuvieron acceso a las mismas pruebas sobre las prácticas de dopaje auspiciadas por el Estado ruso; pero llegaron a conclusiones diametralmente opuestas sobre cómo responder a las denuncias. Sus posturas parecen burlarse la una de la otra. Sin embargo, no cabe duda de que quien peor queda parado frente a los demás atletas, a la Agencia Mundial Antidoping (AMA) y a la opinión pública es el COI.
“Esa mentalidad me asquea”
Para hacer evidente la falta de solvencia moral del COI es necesario contrastar las explicaciones ofrecidas por los presidentes de ambos comités. “El objeto de esta discusión no es que haya atletas intentando hacer trampa, sino que haya un sistema operado por un Estado embaucando a atletas. Eso es trágico”, alegó el presidente del Comité Paralímpico Internacional, Sir Philip Craven este domingo (7.8.2016).
“Su codicia, su empeño en alcanzar la fama a toda costa ha perjudicado severamente la imagen de los deportes”, acotó Craven antes de condenar esa tendencia con las palabras más duras que hasta ahora haya pronunciado autoridad olímpica alguna: “Esa creencia de que las medallas están por encima de la moral… Esa mentalidad me asquea”.
Las prioridades de Craven
Craven fue elogiado por eso alrededor del globo. Él admitió estar consciente de que su decisión afectaba injustamente a algunos atletas que no han recurrido al dopaje para optimizar su desempeño. Pero también asumió que es la responsabilidad de una institución deportiva rectora jerarquizar las necesidades de muchos y la integridad de la competencia por encima de los sentimientos de unos pocos.
En cambio, Thomas Bach, presidente del COI, dijo la semana pasada: “La exclusión total del Comité Olímpico Ruso fue comparada por algunos con un ataque nuclear porque, de implementarse, convertiría a los atletas inocentes en daños colaterales”. Bach, cercano al jefe del Gobierno ruso, Vladimir Putin, continuó su línea argumentativa sosteniendo que “independientemente de que este ejemplo no sea sostenible, pensemos por un momento en las consecuencias de un ataque atómico. Su resultado sería la muerte y la destrucción”. Bach no parecía tener claro que su decisión le echaba tierra al espíritu olímpico hasta enterrarlo completamente.
El triste legado de Bach
Cada vez que un deportista da positivo en una prueba de dopaje es un golpe al espíritu olímpico que el COI, más que cualquier otra institución deportiva rectora, debe honrar. Ahora, cuando se sabe que toda una nación –que además tiene dimensiones tan grandes– obliga a sus atletas a doparse, es difícil no pensar que la noción de espíritu olímpico está corrompida. Hasta ahora, ese es el legado de Bach.
Los Juegos Paralímpicos se inaugurarán en Río de Janeiro el 7 de septiembre. 287 deportistas rusos de todas las especialidades estarán ausentes. Para aquellos que no se dopan, eso es difícil de soportar. Pero para aquellos que aman el espíritu olímpico, eso será mejor que ver a un deportista ruso en el podio de ganadores en las próximas tres semanas.
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