Opinión: Peligroso triunfo de Imran Khan en Pakistán
28 de julio de 2018Imran Khan logró su objetivo. Es probable que la exestrella del cricket se convierta en el nuevo primer ministro de Pakistán. Por un tiempo ni siquiera era seguro que se celebraran elecciones, ya que su principal adversario, el ex primer ministro Nawaz Sharif, había roto relaciones con los poderosos militares del país.
Sharif -quien actualmente está en la cárcel con su hija Maryam por denuncias de corrupción- adoptó un tono cada vez más desafiante con el Ejército durante su mandato. Trató de poner la política nacional e internacional bajo su gobierno civil y de mejorar las relaciones con India y otros países vecinos. También se opuso a al posición de los militares en lo relativo a la militancia islámica en el país. A nivel internacional, Pakistán fue acusado de utilizar a los extremistas para desestabilizar al gobierno afgano.
Ante la ausencia de Sharif de la escena política, el camino hacia el poder de Khan parecía allanado. Pero el regreso de Sharif desde Londres apenas dos semanas antes de las elecciones despertó cierta esperanza de que su partido de centroderecha Liga Musulmana de Pakistán (PML) reapareciera y derrotara al partido populista de Khan. Incluso a pesar de que Sharif fuera arrestado a su llegada al aeropuerto de Islamabad.
Pero los primeros resultados extraoficiales han dejado en claro que el anhelo de Khan de convertirse en primer ministro de su país se ha vuelto realidad.
Enojo por supuestos fraudes electorales
Las consecuencias de esta victoria podrían ser peligrosas para Pakistán. Varios partidos ya han anunciado que protestarán contra las "irregularidades masivas" en el proceso electoral, incluido el segundo partido más grande del país, el PML.
El país ya polarizado necesita urgentemente una reconciliación integral, especialmente para hacer frente a los inmensos desafíos de seguridad que la aquejan. Un ataque del Estado Islámico en Quetta mató a más de 30 personas el día de las elecciones. Esto sucedió después de que EI perpetrara uno de los atentados terroristas más mortíferos en la historia de Pakistán a principios de julio en la provincia de Baluchistán.
No son buenas noticias para un país que está luchando con crisis existenciales en otros frentes: la aguda escasez de agua, el catastrófico suministro de energía, el alto desempleo y la inflación desenfrenada también están causando que cada vez más personas en Pakistán pierdan la confianza en la democracia parlamentaria y recurran a grupos islamistas prohibidos.
Sin reconciliación a la vista
Pero Imran Khan dejó claro una y otra vez que no es él quien vaya a iniciar un proceso de reconciliación política. Continuará adoptando una postura agresiva contra sus oponentes políticos y eso polarizará aún más al país. En una época en la que Pakistán necesita mejorar sus relaciones con la comunidad internacional, particularmente con EE. UU., es probable que Khan refuerce su retórica populista y antioccidental. El líder de PTI ha culpado repetidamente a Washington por el "desastre" en Afganistán e incluso ha "justificado" las acciones de los talibanes.
El Grupo de acción financiera contra el blanqueo de capitales (FATF, por sus siglas en inglés) recientemente puso a Pakistán en la "lista gris" de estados responsables de financiar actividades terroristas. En septiembre, el FATF podría colocar al país en la "lista negra", lo que sería devastador, sobre todo para la severamente dañada economía de Pakistán.
Es hora de arreglar las cosas
Pakistán no puede mantener su camino de aislamiento internacional. La comunidad internacional seguirá exigiendo más apertura, más cooperación, más libertad de expresión y más democracia. Imran Khan tendrá que trabajar en estos temas; moderar su retórica, iniciar la reconciliación política, mejorar las relaciones no solo con China, sino también con EE. UU., y hacer cumplir su propia constitución sobre las instituciones nacionales. Pakistán no puede permitirse continuar en el sendero de la aventura populista.
Shamil Shams (DG/DZC)
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