Si todo hubiera sucedido como el presidente Erdogan imaginaba, Alemania se hubiera comportado como sigue: el jefe del servicio secreto alemán hubiera recibido de su homólogo turco una lista con trescientos nombres. Y entonces Alemania hubiera comenzado, directamente, a perseguir y sancionar a esos ciudadanos turcos, en estrecha cooperación con los agentes de Turquía, por supuesto.
Los seguidores de Gülen no son considerados aquí terroristas
La acusación de que esas personas han apoyado el movimiento del predicador turco Fethullah Gülen no es válida en Alemania. El movimiento Gülen no se considera una organización terrorista ni en este país ni en ninguno de la Unión Europea. Es algo que puede molestar al gobierno turco, pero las autoridades alemanas, después de una exhaustiva investigación, llegaron a la conclusión de que los seguidores de Gülen no representaban ningún peligro.
Un segundo problema es que la forma en que el servicio de inteligencia interior turco MIT (Organización Nacional de Inteligencia) ha obtenido la información violando los derechos fundamentales de los habitantes de Alemania, no importa de qué nacionalidad. Eso de que espías turcos están al acecho con su cámara de fotos detrás de un seto de arbustos es una imagen propia de películas de agentes secretos de segunda clase, pero no de las calles alemanas.
Alemania, por suerte, ha hecho lo contrario de lo que esperaba Ankara: ha advertido a los trescientos ciudadanos turcos de que están en el radar de los servicios secretos de su país. Es lo menos que el gobierno alemán podría hacer. Al mismo tiempo, Alemania debe, sin embargo, con total rigor adoptar medidas contra la organización de un sistema de espionaje en Alemania como el que tenía en mente el presidente Erdogan. Y con esto no nos referimos únicamente a las actividades de los servicios secretos del MIT.
¿Puede seguir el Ditib?
Si se hace uso de la federación de mezquitas DITIB para recopilar información sobre los seguidores de Gülen en nombre de la autoridad religiosa turca Diyanet, es competencia del Estado. Si resultara que bajo la tapadera de Ditib se realizan tareas de espionaje para Erdogan, entonces no puede seguir siendo aceptada como interlocutor para las autoridades alemanas, sino que debería ser disuelta.
Turquía debe entender que detener a un periodista alemán sin juicio es un error. Que espiar a ciudadanos turcos en Alemania que, además, según las leyes alemanas no han cometido ningún delito, es un error. Que exigir la extradición de sospechosos de terrorismo sin aportar pruebas de sus actividades supuestamente delictivas, es un error. Y que un país que es socio de la OTAN, que quiere serlo de la Unión Europea y que quiere mantener una buena relación con Alemania, no puede hacer esas cosas, no puede difamar y, sobre todo, debe aceptar el estado de Derecho.
Fabian von der Mark (lgc)