Opinión: abusos cimbran al Vaticano
23 de mayo de 2018No pasa un día sin que se conozca otra noticia espantosa. La Iglesia Católica una vez más o, como antes, se sigue viendo sacudida por declaraciones de abuso y violencia sexual por parte de su clero a nivel mundial. Y no podemos más que suponer que la Iglesia todavía se halla solo al principio, a pesar de las palabras con buena intención y las diversas regulaciones, porque falta la voluntad para esclarecer y penalizar. Esto es impactante.
Un papa distanciado del sistema romano
Cuando el argentino Jorge Mario Bergoglio, recién elegido por el cónclave en marzo de 2013, se presentó por primera vez como el papa Francisco ante el mundo, sonrió y dijo que los cardenales habían ido "al fin del mundo" para encontrar al sucesor de Benedicto XVI. Sí, muchas de las innovaciones de Francisco muestran cuán lejos permanece como pastor y reformador conservador del sistema romano. Sin embargo ahora, precisamente la iglesia en dos países en el fin del mundo romano, en Chile y Australia, muestra lo lejos que están todavía esas innovaciones a las que aspiran por lo menos algunas partes de las centrales romanas.
El papa Francisco visitó Chile en enero y, para decirlo sin rodeos, desestimó los indicios opresivos de casos de abusos. Evidentemente se rodeó de consejeros equivocados. El jefe de la Iglesia Católica se disculpó expresamente varios meses después por su comportamiento. Entonces puso en marcha desde las instancias más altas de su iglesia una comisión de investigación, que no tiene precedentes en la historia de la iglesia: Francisco envió un enviado especial a Chile. Él mismo se tomó mucho tiempo para hablar con varios "sobrevivientes" (el término apropiado para las víctimas anteriores) en el Vaticano. Ordenó la visita de todos los obispos chilenos a Roma, quienes luego y en conjunto le ofrecieron su renuncia. Y a principios de junio, Francisco se vuelve a reunir con víctimas: religiosos que fueron víctimas de un delincuente notorio con faldón de sacerdote.
La situación de la Iglesia en un país tan católico como Chile recuerda a Irlanda: el declive de la iglesia allí, la pérdida de su autoridad, la silenciosa despedida de los fieles frente a las denuncias de décadas de abusos sistemáticos en escuelas y orfanatos católicos.
Obispos por primera vez ante los tribunales seculares
En el otro extremo del mundo se halla Australia. Esta semana, por primera vez, un tribunal de Adelaida condenó a un arzobispo por encubrir casos de abuso. La condena se conocerá en junio. A casi 700 kilómetros de distancia, en Melbourne se inició el juicio al cardenal George Pell a principios de mayo. No por encubrimiento, sino por los cargos de abuso sexual de menores. Pell, a quien no se le ha permitido salir de Australia durante casi un año, niega las acusaciones. No importa cómo termine el proceso, su carrera eclesiástica probablemente haya terminado para este hombre de 76 años. Ha sido algo así como el Ministro de Finanzas del Vaticano desde 2014, y por lo tanto, una de las figuras más importantes en la búsqueda de la transparencia perseguida por parte del papa Francisco.
Chile, Australia: ambos procesos están acaparando la atención mundial en los medios de comunicación. Son muestra de lo lejos que está aún el camino que emprendió la Iglesia bajo el mandato de Benedicto XVI y que ha continuado con intensidad, desde 2013, el papa Francisco. En Alemania, el tema golpeó en 2010 con fuerza, iniciado por una institución educativa de la iglesia. Los obispos alemanes abordaron el tema de manera más o menos decidida y ahora tienen que enfrentarse, cada par de semanas, a casos nuevos y omitidos. También en Alemania, queda mucho por hacer en cuanto a cómo tratar y sensibilizar sobre este tema.
¿No hay casos en los países claramente católicos?
Precisamente Chile muestra ahora la manera vacilante e incluso reacia de tratar este asunto en muchas partes del mundo. Apenas se conocen casos de abuso en la mayoría de los países católicos en el mundo. Esto es, cuanto menos, extraño. Francisco, su pastor supremo, muestra con el ejemplo de Chile lo que personalmente considera necesario y se centra en los "sobrevivientes". Pero la Iglesia, esta organización de poder y espíritu puede quebrarse por rello. Por lo menos, por dentro.
Christoph Strack (RMR/EL)
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