Opciones para la presencia alemana en el Estrecho de Ormuz
2 de septiembre de 2019El estrecho de Ormuz es una de las rutas marítimas más importantes del mundo. Buques transitan sus aguas todos los días para llevar petróleo desde en la costa oriental de la península arábiga hasta los puertos de sus distribuidores o consumidores finales alrededor del planeta. Sin embargo, ese brazo de mar es usado con menos frecuencia debido a los actos de sabotaje perpetrados contra varios barcos en los últimos meses.
Estados Unidos y Arabia Saudita atribuyen los ataques a Irán. Teherán refuta las acusaciones, alegando que las mismas son parte de una treta para torpedear el acuerdo nuclear que firmó con Alemania y los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU en 2015, cuando Barack Obama todavía ocupaba la Casa Blanca: Irán aceptó reducir su enriquecimiento de uranio a cambio de que se anularan las sanciones en su contra.
Como Alemania y Francia tardaron en responder a la propuesta hecha por Gran Bretaña de enviar una misión naval europea al Estrecho de Ormuz para proteger a las embarcaciones, el Reino Unido terminó uniéndose a la operación marítima que Estados Unidos ya había puesto en marcha en la zona. Ni Berlín ni París quieren ser instrumentalizadas por Washington para declararle la guerra a Irán o para anular el pacto atómico.
La Sociedad Alemana para la Política Exterior (DGAP) acaba de publicar un estudio donde sus expertos comparten la perspectiva de Estados Unidos y Arabia Saudita, describen a Irán como la instancia que pone en peligro la libre navegación en el estrecho de Ormuz, instan a Alemania y a los otros miembros de la Unión Europea a garantizar la seguridad en esa región, y recomiendan diferentes estrategias para conseguirlo.
Una misión de observación
Según Carlo Masala, Christian Mölling y Torben Schütz, politólogos de la DGAP, si Alemania quiere conservar su influencia política en la materia, su Gobierno deberá participar en el diseño de una misión y, de ser necesario, liderarla. Una misión de observación y documentación podría distender la situación en el estrecho de Ormuz. Esta demandaría entre un 10 y un 30 por ciento de las capacidades marítimas de los países comunitarios.
Una misión de protección
Los Estados europeos involucrados en un operativo naval podrían limitarse a velar por la seguridad de sus barcos o proteger a todos los buques que transiten el estrecho de Ormuz, en nombre de la libre navegación. La última opción podría crear tensiones diplomáticas en lugar de disiparlas, advierte Mölling. "Por otro lado, no se puede contar con que las fricciones actuales desaparezcan por sí solas”, agrega el especialista de la DGAP.
Una misión combinada
El Ministerio de Exteriores de Alemania sólo considera viable una misión naval en combinación con una misión diplomática como la que la Unión Europea ya ha impulsado. "Eso se vio en la cumbre del G7 en Biarritz”, dice Mölling. A sus ojos, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, abrió una puerta política y ahora les corresponde a Irán y a Estados Unidos cruzar el umbral. "Más no pueden hacer los europeos”, acota el experto.
En el informe de la DGAP se subraya que una flota europea no tiene por qué alinearse con una operación de Estados Unidos, como lo exigió la Casa Blanca recientemente. Pero los analistas añaden que sería inevitable para la misión europea subordinarse a la coordinación estadounidense. En todo caso, la iniciativa europea debería ser lo suficientemente robusta como para evitar que se repita la llamada "parálisis de Srebrenica”.
La expresión "parálisis de Srebrenica” alude a la situación en que se hallaron las tropas de la ONU durante la guerra de Bosnia a mediados de los años noventa: presentes en el epicentro del conflicto, pero incapaces de impedir la mayor masacre de civiles en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Una misión de observación sin autorización para resguardar la vida de marineros no involucrados en enfrentamientos es inútil, arguyen.
"Una misión debe tener un mandato que posibilite el uso de violencia proporcional para proteger a terceros. Eso serviría para proteger a la propia coalición naval”, observa Mölling. Un mandato demasiado restrictivo sólo animaría a Washington a buscar dejar mal parados a los europeos, presentándolos como dependientes de las tropas estadounidenses si los europeos llegaran a pedir ayuda tras la intensificación del conflicto.
(erc/cp)
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