Chernóbil de la industria petrolera
17 de junio de 2010Corriere della Sera, de Milán: “El desastre de BP ha estrellado a Barack Obama en una nueva pesadilla. Se trata de un problema sobre el cual su Gobierno no tiene ningún control. Sus enemigos políticos lo culpan por cosas que él no puede evitar. Y los amigos lo instan a mostrarse más humanamente implicado en el drama que la marea negra representa para sus víctimas, en vez de hablar de la catástrofe con la distancia de un académico. O sea, debe mostrar más ira contra la empresa petrolera. Mientras tanto las encuestas miden su inevitable caída en la preferencia de los americanos, incluso al punto de haber sido superado por Hillary Clinton”.
Truco para desbloquear agenda del clima
Berliner Zeitung, de Berlín: “Con su discurso, Obama trató de convertir la derrota en victoria. Declaró la revolución energética como una ‘misión nacional’. Y esta empresa es correcta y loable, pero altamente arriesgada desde el punto de vista político. Desde ya, la oposición acusa a Obama de estar usando políticamente la catástrofe del Golfo de México para sacar adelante su bloqueada agenda climática en el Congreso. Los republicanos confían en que al final la gente prefiera, nuevamente, más gasolina barata y grandes autos, en vez del esfuerzo demandado (por Obama)”.
¡Perfora, baby, perfora!
The Guardian, de Londres: “EE.UU. tiene realmente grandes reservas de petróleo, tal y como notan los pescadores ahora. Los mismos que gritaron ‘perfora, baby, perfora’, en los congresos republicanos, están ahora impresionados por la incapacidad de un presidente que se enfrenta a las consecuencias de esa política. Cosecharon justo lo que sembraron, desde las perforaciones frente a la costa hasta su sólo discreta regulación (…) Los destinos de BP y el Gobierno de Obama están ahora estrechamente ligados. 20.000 millones de dólares no alcanzarán al final para asumir la responsabilidad, pues nadie sabe a ciencia cierta cuánto petróleo se ha vertido al mar, cuándo parará de vertirse, ni cuántos años se necesitarán para limpiarlo. No hay que asombrarse de que la cotización de las acciones de BP suba, pero ello no es necesariamente una buena noticia para Obama o los pescadores de camarones”.
Impulso insuficiente a energías renovables
De Standaard, de Bruselas: “(Obama) dijo que este es el momento de volverse hacia un futuro de energía limpia. Se refirió al proyecto de ley para el fomento de energías renovables (pero no dijo, en cualquier caso, que éste se halla estancado en el Senado). Ya su antecesor, George W. Bush, había hecho el mismo análisis en su discurso sobre el estado de la nación en 2006: ‘Tenemos un grave problema. EE.UU. depende del petróleo, frecuentemente importado de regiones inestables del mundo’. Bush dio a conocer entonces una iniciativa para la energía verde, pero cuatro años más tarde el problema sigue teniendo las mismas dimensiones. Obama aclaró que apoya las buenas ideas, no importa de quién vengan; pero no aprovechó la oportunidad para presentar una estrategia amplia, con la que EE.UU. pueda superar su adicción al petróleo”.
Sin oídos para otras agendas
Der Standard, de Viena: “No importa cuándo pueda sellarse finalmente la fuga (y todas las señales apuntan a que no será antes de agosto), las consecuencias políticas del desastre serán tan pesadas e irreversibles como el petróleo derramado en las playas de los estados sureños. Tras los éxitos de la reforma de salud y el tratado de reducción de armas estratégicas con Rusia, el Gobierno de Obama ha vuelto a perder el paso. Ninguno de los temas que podrían acorralar al núcleo de la oposición republicana (la reforma de inmigración o la regulación de los mercados financieros, por ejemplo) tendrá el menor chance de ser tomado en cuenta por la opinión pública en los próximos meses, ni siquiera parcialmente”.
“Chernóbil de la industria petrolera”
Salzbürger Nachrichten, de Salzburgo: “Da igual si (o cómo) Obama sobrevivirá esta primera crisis petrolera del siglo XXI. Se imponga o no como duro ‘comandante en jefe’, el hundimiento de (la plataforma petrolífera) Deepwater Horizon pasará a la historia como el Chernóbil de la industria petrolera. Tal y como la industria atómica perdió su imagen y credibilidad con el ‘peor accidente posible’ (GAU, por sus siglas en alemán) en Ucrania en 1986, las empresas petroleras están hoy ante el problema de la pérdida de confianza y más aún: la marea negra del Golfo de México podría ser la chispa que encienda la tan necesaria revolución energética en los EE.UU.”
RML/dpa
Editor: Enrique López Magallón