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Números escalofriantes

1 de diciembre de 2002

Día Mundial del SIDA. Las nuevas cifras de infectados y de fallecimientos confirman la trágica situación que se vive en África y abren perspectivas preocupantes para todo el mundo en desarrollo.

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Esther Babalola, de 38 años y madre de cuatro hijos, es una de los 3,5 millones de VIH positivos en Nigeria.Imagen: AP

Desde el inicio de esta pandemia hace dos décadas, el SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) trascendió el ámbito de la salud y alcanzó una dimensión económica, amenazando a regiones enteras del mundo. Según Naciones Unidas, en el mundo entero 42 millones de personas son seropositivas, la enfermedad mató a más de tres millones en el 2002, 3,2 millones infectados son menores de 15 años y hay 19,2 millones mujeres adultas portadoras del virus. A primera vista, el cúmulo de cifras sobre infecciones, muertes y pronósticos de contagio, alejan los destinos individuales y sociales que encierra la enfermedad. Al mismo tiempo, las estadísticas ponen en evidencia el alcance mortal y aun imprevisible de la enfermedad. Sin mayores y mejores medidas de prevención que también conlleven a un cambio del comportamiento sexual, en el 2010 el número de infectados podría más que duplicarse.

Cambiar el comportamiento

A pesar de las inversiones y la alta tecnología para encontrar una respuesta al VIH (virus de inmunodeficiencia humana), el comportamiento de la enfermedad sigue siendo un misterio para los especialistas. Perspectivas para terapias curativas siguen remotas. Pero no sólo se debe enfrentar al SIDA con más investigación médica.

Importa la dimensión social de la enfermedad, como reiteran incansablemente los expertos. En la mayor parte del mundo, el SIDA está ligado a pobreza, violencia, falta de educación o distintas escalas de valores. El subdesarrollo en general representa el terreno fértil para las enfermedades venéreas y sirven de indicador para la velocidad de su propagación.

Un aliado del subdesarrollo

Según los expertos en desarrollo, el SIDA "amenaza con destruir los avances logrados a lo largo de décadas en materia de cooperación", como afirma la Ministra de cooperación de Alemania, Heidemarie Wieczorek-Zeul. El costo económico es considerable, ya que la enfermedad castiga a la población económicamente activa, o bien por los costos sociales que representa el elevado número de huérfanos que provoca el SIDA, especialmente en África subsahariana.

Hunger in Angola: Mutter mit Baby und Kind wartet vor einem Hospital in Kuito auf Nahrung
Imagen: AP

También en América Latina la enfermedad va de la mano de la pobreza. En Honduras, por ejemplo, se concentra el 60% de los VIH positivos de Centroamérica. El SIDA representa después de la violencia la segunda causa de muerte entre los jóvenes en este país. En este marco, la asistencia monetaria para combatir el SIDA, como los 300 millones de euros que Alemania destina anualmente para los países en desarrollo, parece insuficiente.

Destino común de la humanidad

Existen numerosos intentos de adelantarse a la enfermedad mediante un cambio de comportamiento entre los menores de edad. En Sudáfrica por ejemplo, uno de los muñecos de la versión local del programa infantil "Plaza Sésamo", es VIH positivo. Asimismo se están produciendo libros para que los menores en África subsahariana aprendan a lidiar con una realidad marcada por el VIH y el SIDA.

Enfrentar, combatir y vencer al SIDA parte entonces también de un cambio de raíz del comportamiento social y sexual en todo el mundo. Es un destino común que une de manera trágica a la humanidad.