Nuevo "pacto para Afganistán"
31 de enero de 2006El presidente afgano, Hamid Karzai, sigue estando lejos de controlar todo el territorio nacional. Atentados terroristas, bandas armadas y narcotraficantes siguen marcando la vida de Afganistán, a más de cuatro años de la intervención que acabó con el régimen de los talibanes. Difícil resulta, en consecuencia, hablar de un pleno éxito en esta campaña. Aun así, en la conferencia de Londres dedicada al futuro de este país, se destacó el gran cambio operado, sin perder de vista los problemas y amenazas pendientes. Cerrar lo ojos ante esa realidad no sólo sería iluso sino también contraproducente, porque de lo que se trata es de mantener viva la ayuda internacional.
Generosidad occidental
Representantes de cerca de 70 Estados y organizaciones que acudieron a la cita de Londres volvieron pues a comprometer su asistencia, comenzando por la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, quien anunció que su gobierno piensa destinar 1.100 millones de dólares para Afganistán el próximo año fiscal. Tampoco se quedó atrás Gran Bretaña, que se propone aportar más de 800 millones de dólares en los próximos 3 años. Alemania, por su parte, había prometido ya 160 millones de euros. Una ayuda que "vale la pena", según expresó en la conferencia la ministra germana de Cooperación Económica, Heidemarie Wiezcorek-Zeul.
Tanta generosidad no obedece a meras consideraciones altruistas. El éxito del proceso de democratización afgano resulta crucial para todos aquellos gobiernos que se embarcaron en la cruzada estadounidense para combatir al terrorismo después de los atentados del 11 de septiembre del 2001. Porque una derrota en este empeño, en el que Estados Unidos y sus aliados actuaron sin las fisuras posteriores de la guerra contra Irak, pondría en tela de juicio toda la estrategia occidental.
Dimensiones globales
No sorprende, en este contexto, que en Londres se haya destacado la dimensión global de lo que está en juego. El presidente Karsai lo expresó así: "no sólo está en juego la seguridad y la independencia de Afganistán. El terrorismo es enemigo de la paz y de la humanidad y culpable de las masacres de inocentes en todas partes del mundo".
Con esa argumentación reforzó su pedido de respaldo para sus planes con miras al próximo quinquenio. Éste contempla, entre otros puntos, formar un ejército nacional afgano con hasta 70.000 efectivos, y desarmar a todas las milicias ilegales hasta fines del 2007. También está previsto mejorar el abastecimiento de electricidad y agua potable para la población, así como ofrecer más educación escolar. Y, por supuesto, incrementar la lucha contra la corrupción y el tráfico de drogas. En suma, un gran cúmulo de tareas en las que el gobierno afgano podrá seguir contando con el apoyo exterior, a la espera de que Afganistán pueda "cosechar los dividendos de la paz", como dijo Kofi Annan.