Nosotros y ellos - Un mundo polarizado - Guerra
Marzo de 2003. El soldado iraquí "Faris", que prefiere mantenerse en el anonimato por miedo a milicias iraquíes, ve como militares estadounidenses ocupan el palacio presidencial en Bagdad. Llora de agotamiento y de tristeza porque el país está perdido. La paramédica militar estadounidense Amber Asbury estuvo estacionada en Bagdad entre 2005 y 2006. Cree que fue correcto eliminar al dictador Sadam Hussein, y que, al principio, los iraquíes estaban contentos de haber recuperado su libertad. El problema, afirma, es que Estados Unidos carecía de un plan a largo plazo y se quedaron demasiado tiempo en Irak. El francotirador estadounidense Garett L. Reppenhagen estuvo de 2004 a 2005 en Irak. Mató a combatientes enemigos, pero también a inocentes. Lamenta profundamente haber participado en la guerra desatada por Estados Unidos. Como muchos veteranos y veteranas padece el síndrome de estrés postraumático. Las secuelas geopolíticas de aquella guerra se perciben hasta hoy también fuera de Irak. La desestabilización se adueñó de la región entera creando un vacío de poder aprovechado por organizaciones terroristas como Al Qaeda en Irak y el autodenominado Estado Islámico. Los responsables de iniciar la guerra en 2003 nunca respondieron ante la justicia. 24 de febrero de 2022. Rusia ataca Ucrania. Una guerra de agresión contraria también al derecho internacional. Mientras la mayoría de los Estados occidentales se apresuraron a condenar la invasión rusa, la votación de desaprobación en la ONU estuvo más polarizada. Gran parte del llamado Sur Global se abstuvo. En conjunto, esos Estados, como China o India, representan la mayoría de la población mundial. Para algunos observadores, esta polarización global tiene su origen en la guerra de Irak. El diputado laborista británico y pacifista Andrew Murray, por ejemplo, opina: «Es obvio que la invasión de Ucrania se produjo en el mundo que creó la invasión de Irak. En 2003 se derrumbó un orden mundial basado en normas».