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Nobel de la Paz: críticas empañan los aplausos para la OIEA

Emilia Rojas Sasse7 de octubre de 2005

Mientras en la esfera política prevalecen los aplausos a la concesión del Premio Nobel de la Paz al Organismo Internacional de Energía Atómica y su jefe, los ecologistas criticaron duramente la decisión.

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Los méritos de El Baradei no son motivo de polémica, sino la energía nuclear en sí.Imagen: AP

Insistentes eran los rumores de que el Premio Nobel de la Paz 2005 recaería en algún postulante relacionado con la lucha contra las armas nucleares. Al fin y al cabo, este año se cumplió el sexagésimo aniversario del lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki y el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Mohamed el Baradei, era uno de los grandes favoritos.

Lecturas políticas

Desde el punto de vista político, la decisión del jurado tiene la clara intención de respaldar la labor de la organización para evitar la proliferación de armas atómicas. Una tarea especialmente candente por estos días en que cunde la preocupación por las andanzas de Corea del Norte y las pretensiones nucleares de Irán. Pero el galardón admite también una segunda lectura: más de algún analista lo interpretó como un nuevo desaire para el presidente estadounidense, George W. Bush, considerando la actitud que adoptó El Baradei con respecto a la intervención en Irak. "Si se encontraran (allí) armas prohibidas, sólo las Naciones Unidas tienen la autoridad de eliminarlas, y no Estados Unidos", declaró el diplomático egipcio el primer día de la guerra.

No sorprende que entre los primeros en manifestar su satisfacción por la noticia se contara el canciller alemán, Gerhard Schröder. De inmediato se sumó a las loas su ministro de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer, quien destacó que la lucha contra la proliferación de las armas nucleares es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo, subrayando que el trabajo de El Baradei resulta imprescindible en relación a la disputa sobre el programa atómico iraní. Desde París y Londres, que junto a Berlín han intentado negociar con Teherán, llegaron igualmente sendas felicitaciones a la sede de la OIEA en Viena.

Críticas del frente ecológico

Pero no todo ha sido beneplácito. La energía atómica provoca polémica y resistencia, aún cuando se trate de su vertiente pacífica. En consecuencia, no hay consenso en torno a las virtudes de un organismo que, si bien lucha por evitar la propagación de las armas nucleares, respalda el empleo de la energía atómica en el campo civil. Los ecologistas, que habían alabado por todo lo alto la premiación de la keniana Wangari Maathai y felicitado al comité por haber ampliado el concepto del trabajo por la paz al campo de la preservación del medio ambiente, ahora no disimulan su decepción. Greenpeace, por ejemplo, declaró que el galardón de este año despierta dudas sobre el significado de "este instrumento de la paz". En Alemania, la organización BUND fue más lejos, calificando a la OIEA de una "organización hábilmente camuflada de la industria atómica".

La organización internacional Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear, premiada a su vez con el Nobel de la Paz 1985, subrayó por su parte que "un organismo que tiene el objetivo de propagar y acelerar el uso de la energía atómica a nivel mundial, no contribuye a un mundo pacífico y sano". Estas críticas no apuntan, sin embargo, contra el propio El Baradei, a quien en general se reconoce el mérito de haber intentado evitar la guerra contra Irak y de buscar resolver ahora la disputa con Irán. Y tampoco ponen el dedo en la llaga de un dilema ligado a la lucha contra la proliferación de armas nucleares: la interrogante acerca de la legitimidad de que algunos países sí puedan poseerlas.