¡No más concesiones a Grecia!
5 de junio de 2015Ángela Merkel podría arrepentirse por no haber usado su peso político para solucionar la crisis griega. El peligro continúa y la canciller podría salir perjudicada con tanta jugada sobre el pago de ayudas. Su oponente griego no duda a la hora de arrastrar su nombre y el de su compañera del Fondo Monetario, Christine Lagarde. Tsipras aclaró en Bruselas que no deberían preocuparse por la deuda. Lagarde también confirmó que espera puntualmente los 300 millones de Atenas. Pero horas más tarde, la situación cambió y el Gobierno griego pospuso el pago hasta fin de mes.
Parolas marxista vs soluciones
Por Atenas se escucha el lamento sobre la propuesta hecha a principios de semana por Merkel y los acreedores. El ministro del Trabajo la calificó como “una guerra no declarada del capitalismo moderno”. ¿Estamos ante un curso de marxismo para principiantes? Un portavoz de Syriza fue incluso más allá, afirmando que los acreedores proponen un “plan vulgar, asesino y duro”. Algo que, después de las concesiones de la UE y el FMI a Grecia, no sería verdad.
También Alexis Tsipras, que tras el encuentro de Bruselas mostró señales de acercamiento, cambió de parecer. De repente, habló de exigencias inaceptables. Su partido lo presiona negándose a llegar a un acuerdo con los acreedores. Así la UE no puede negociar con el primer ministro. Él es quien tiene que aplicar los acuerdos en su casa. Todo lo demás es perder el tiempo.
Jugadas psicopatológicas
Tras ir y venir durante meses, las negociaciones con Grecia comienzan a tomar tintes patológicos. Como música de acompañamiento, la propaganda griega aumenta la confusión, mostrando un pueblo despojado de derechos y explotado por los acreedores. Puro neocolonialismo de los grandes que quieren reducir y someter a Atenas.
Sin embargo, hay un aspecto que nunca aparece entre esas afirmaciones surrealistas y mitos: la propia responsabilidad de los griegos por su economía y su presupuesto. El Gobierno sugiere a sus ciudadanos que el resto de Europa les debe manutención. Además de por vida, puesto que tras la llegada de Syriza al poder, la economía griega volvió a la recesión con un Gobierno políticamente inseguro.
En las tertulias televisivas se escuchan opiniones comprensivas que apelan a nuestra solidaridad con los problemas sociales y la situación financiera del país. Pero no fueron los acreedores los que llevaron al país a esta situación. Grecia se endeudó y durante años no hizo nada para corregir el sistema. No se hicieron reformas y Atenas siguió actuando marcada por la corrupción y el clientelismo.
Sin final a la vista
Lo peor es que los 7.200 millones de euros del paquete de rescate son solo el principio. Entretanto, se discute si pagar otros once mil millones de euros previstos para salvar a los bancos. Y en otoño llegará el tercer paquete de ayuda, con otros 50.000 millones ¿Y cuando se termine este paquete? Ampliar plazos no ayuda y no se prevé que Grecia aspire a una economía que funcione en un futuro cercano. Por lo menos, no bajo este Gobierno. Continuarán las exigencias de Atenas y las acusaciones a los acreedores y, ante este problema, no hay una solución a la vista.
Los griegos envenenan el clima político en Europa y cuanto más concesiones exigen, más perjudican al euro. Merkel quiere mantener Europa unida. Es su gran objetivo. Pero en el caso de Grecia, el precio podría ser muy alto. Los acreedores no aceptarán ni pagarán más, a no ser que haya reformas. Si otros países siguen su línea se terminaría el euro. No tiene sentido pensar que Grecia tiene que seguir en la unión monetaria. Al final, podría ser peor mantenerlos que dejarlos caer. Todavía hay tiempo para actuar y emprender un Grexit organizado. Por lo menos, esta solución sería mejor que dejar al país sumido en un caos político y arruinado, con nuevas elecciones y un futuro muy incierto.