"No dejarse intimidar nunca"
9 de enero de 2015El caricaturista árabe “Khalil” vive en Estados Unidos, donde colabora en diferentes periódicos. Junto con su colega “Amir” publicó en 2011 la novela gráfica “El paraíso de Zahra”, que aborda la llamada “revolución verde” de 2009 en Irán, un movimiento que se opuso a la reelección del entonces presidente Mahmud Ahmadineyad. Puesto que en el pasado el dúo artístico ha recibido amenazas de muerte, escribe bajo seudónimos.
Deutsche Welle: ¿Qué repercusiones tendrá el atentado contra “Charlie Hebdo” en el trabajo de caricaturistas en todo el mundo?
Khalil: Creo que al final nos hará más fuertes. Todo el mundo está hablando de la importancia del derecho a la libertad de expresión. Creo que animará a muchos a publicar caricaturas de ese tipo. Por un lado, soy un defensor del derecho a la libertad de expresión. De ello dependo como artista y comentarista político. Por otro, antes de publicar una caricatura mis editores y yo siempre nos preguntamos si ésta contiene un mensaje político o si solo despertará el enojo de determinadas personas.
No obstante, en el caso del atentado contra “Charlie Hebdo”, este tipo de preguntas son de menor importancia. Nada puede justificar esta violencia. Aún si el semanario satírico hubiera actuado de forma irresponsable, ello nunca justificaría asesinatos. Sin lugar a dudas “Charlie Hebdo” se ha convertido en un símbolo mundial de la libertad de expresión.
¿En qué medida se diferencian los contenidos de este semanario del de otras revistas satíricas? ¿”Charlie Hebdo” se atrevió más que otros?
Sí, fue más atrevido y valiente que otros medios. Siempre admiré las caricaturas de Cabu y Wolinski, que perdieron la vida en el atentado. No tuve la oportunidad de conocerlos personalmente, pero uno de mis amigos, un caricaturista argelino, guardó una estrecha amistad con ellos. Puedo afirmar que la motivación de Cabu o de Wolisnki nunca fueron el odio o la islamofobia. Tampoco eran irresponsables. Su intención siempre fue expresarse libremente a través de la caricatura. No querían que uno les digiera que era lo que tenían que decir o no.
Estoy muy conmocionado por lo sucedido en París. En el pasado, también he recibido amenazas de muerte, y por ello me identifico con mis colegas. ¿Cómo puede alguien matar a una persona por lo que dijo o dibujó? Eso no tiene sentido.
¿Existe para usted un punto en el que ya no tendría el valor para seguir trabajando?
Eso no es fácil de responder. En primero lugar, no creo que se trate de ser valiente, sino testarudo. Cuando recibo amenazas, siempre me pongo algo nervioso, por lo menos durante cierto tiempo. Sobre todo mi mujer se preocupa mucho. Sin embargo, de alguna forma esas amenazas son algo abstracto para mí. Creo que esas personas solo me quieren intimidar, pero no lo lograrán. Sigo trabajando, y hasta ahora he tenido suerte.
¿Hay temas que no trataría en sus caricaturas o solo con mucho cuidado, para no herir o indignar a nadie?
Siempre procedo de la misma manera. Antes de dibujar una caricatura me pregunto si ésta tiene un mensaje político y si el mensaje es suficientemente importante para publicarlo, pese a que pudiera indignar a alguien. Siempre trato de ser responsable. No pretendo indignar a nadie a través de mi trabajo.
Sin embargo, hay caricaturistas que solo quieren herir a las personas, porque les gusta provocar. No aportan nada al diálogo. Si por ejemplo muestro al profeta Mahoma como pedófilo, ¿cuál es el mensaje político detrás de esa caricatura? Solo intentan llamar la atención, y eso me parece oportunista e irresponsable.
¿Qué le diría a los autores del atentado de París?
Me gustaría preguntarles qué han alcanzado con su atentado. ¿A quién le sirve la muerte de doce personas inocentes? ¿A los musulmanes? ¿Al islam? ¿A quién diablos le sirve un crimen tan horrible?