Nicaragua: toda la cultura en el exilio
11 de mayo de 2019La irresuelta crisis política en Nicaragua dejó centenares de manifestantes muertos y presos, más de 62.000 exiliados y un país dividido, con miedo. Conocidos músicos que apoyaron las protestas sociales se vieron forzados al destierro, mientras los escritores debieron suspender o "llevar al exilio” importantes festivales literarios, hasta entonces exitosos. Tal es el caso de Centroamérica Cuenta, encuentro de narradores fundado y presidido por el escritor Sergio Ramírez, Premio Cervantes de Literatura 2017, que ha cambiado de sede y a partir del lunes 13 de mayo se celebra en Costa Rica.
"No quisimos arriesgarnos a una nueva suspensión como ocurrió en mayo pasado, debido a la inestabilidad que aún persiste en Nicaragua. Hemos encontrado un apoyo decidido del presidente Carlos Alvarado y de la Cámara del Libro costarricense para celebrar esta VI edición en San José”, dijo Ramírez a DW. Se espera que más de 130 escritores de 21 países se den cita durante la jornada literaria, que durante cinco días ofrecerá más de 80 conversatorios y presentaciones de libros, en lo que Ramírez considera es ya "una empresa cultural en marcha”.
Inicialmente la decisión le provocó tristeza y el año pasado el encuentro se suspendió "con todo el dolor del alma", según lo relató entonces el laureado autor de "Mil y una muertes”. Pese a ello, ahora afirma que asume el reto como una oportunidad de extender el evento en la región y más allá. "Hemos echado raíces fuertes y ya somos una institución cultural centroamericana. No puedo decirte cuándo regresaremos a Nicaragua, pero mientras tanto buscaremos escenarios alternos que podrían ser Guatemala, Panamá, México o España”, indica.
Una "sangría” de artistas
Sergio Ramírez, que junto a los poetas Ernesto Cardenal y Gioconda Belli ha dado explícito apoyo a las protestas sociales contra el presidente Daniel Ortega, lamentó que también hayan marchado al exilio más de un centenar de periodistas y reconocidos músicos por expresar su oposición al gobierno. "Es una verdadera sangría, hemos perdido nada menos que a Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy, voces emblemáticas de la cultura nicaragüense” que vivieron su primer exilio durante la dictadura de Anastasio Somoza, derrocado por los sandinistas en 1979.
Radicados provisionalmente en Estados Unidos, los Mejía Godoy –hoy con más de 70 años de edad– concentran sus energías en recorrer el mundo, nuevamente, para pedir solidaridad con Nicaragua. "Cuarenta años después vuelvo a tomar mi guitarra para reclamar justicia, igualdad, libertad y paz. Cuarenta años después, me siento obligado a vivir lejos de mi tierra”, contó a DW Luis Enrique Mejía Godoy.
A su juicio, Ortega "se convirtió en un dictador, independientemente de que él y su partido (el Frente Sandinista) se consideren de izquierda. Es lo mismo que el gobierno de Somoza, que reprimió con cárcel, desapariciones y exilio a los que se le oponían”.
Cultura "vandálica”
Como ellos, otros cantautores marcharon al exilio tras participar en conciertos improvisados que acompañaban las gigantescas manifestaciones contra Ortega en 2018. Muchos temas se hicieron virales en las redes sociales y entraron a la lista de "canciones vandálicas”, apelativo utilizado por el gobierno y que sus detractores reivindican con orgullo.
Una de ellos es la conocida rockera Gaby Baca, quien estos meses ha recorrido Europa en tren para dar recitales, apenas con una mochila y su guitarra. "Quisiera volver a mi tierra, pero ¿quién me garantiza la vida si el gobierno ha incumplido sistemáticamente todos sus compromisos?”, dijo a DW.
Viviendo ahora "entre Panamá y el mundo”, la artista cantó para los manifestantes "autoconvocados en Monimbó, el aguerrido barrio indígena de la ciudad de Masaya, donde se levantaron decenas de barricadas contra el gobierno. Decidió abandonar el país después de escuchar tiroteos cerca de su casa y cuando sintió que ya no podía "vivir en libertad”.
Entre los músicos exiliados más jóvenes figura Jandir Rodríguez, de 25 años y nacido en Jinotega, una provincia del norte del país. Por ser autor de varias piezas dedicadas a la rebelión cívica recibió amenazas que forzaron su salida del país hace cinco meses.
"No creo equivocarme si digo que abril fue el renacimiento del arte en Nicaragua”, explicó a DW, al referirse a la cantidad de canciones surgidas al calor de las protestas. A nivel personal, asume su exilio como algo "emocional y económicamente difícil, como el de todos”. Pero también "como un camino a Emaús, ese que se emprende al sentir que no hay esperanza, pero el que tomas de vuelta en algún momento”.
Poesía en silencio
Otro de los escenarios artísticos importantes afectados por la crisis fue el Festival Internacional de Poesía de Granada, fundado en 2005 y cuya última edición se realizó en febrero de 2018, dos meses antes del estallido de las protestas. El evento reunía cada año a cientos de poetas de todo el mundo que leían sus versos en parques y esquinas de la ciudad colonial más turística de Nicaragua, cuyas calles añoran desde hace meses la presencia de visitantes extranjeros.
El gobierno anunció en abril un "Programa de retorno voluntario” de miles de exiliados. Sin embargo, éste no fue aceptado por la opositora Alianza Cívica en la segunda mesa de diálogo, por considerar que las entidades rectoras del proyecto, entre éstas la Policía, han estado involucradas en la represión.
Para la poeta Gioconda Belli, vicepresidenta del Festival, el exilio de los artistas entre más de 62.000 nicaragüenses "es algo muy triste, que nos deja sin una parte de nuestra alma”. Para ella, "Nicaragua, un país que se ha dado a conocer por su literatura, su poesía y su música, está en este momento en una especie de reflujo cultural porque la represión se ha dirigido a aterrorizar a quienes han tenido el valor de decir lo que piensan”.
Sin embargo, según Belli, el trabajo de los artistas exiliados abona a la "resistencia” contra el gobierno: "Hemos sufrido varios exilios y el aporte de nuestros creadores siempre ha sido un bálsamo para el corazón de la gente que sufre”. (dz)
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