Neruda y la utopía de la RDA
23 de septiembre de 2013Al cumplirse 40 años de la muerte de Pablo Neruda, una biblioteca berlinesa invitó a la gente a inspirarse en la pasión de coleccionista que caracterizaba al poeta y a donar objetos que servirán de base para una nueva obra de arte. Se trata de una iniciativa de la biblioteca pública de Friedrichshein-Kreuzberg, un distrito de Berlín creado en 2001 con la fusión de un municipio del este y uno del oeste de la ciudad otrora dividida.
Traducción de Rilke
El Berlín de Neruda era el oriental, que visitó en más de una oportunidad, y donde creyó ver en su día brotar la encarnación de la utopía comunista. Desde del nacimiento de la RDA, “Neruda sintió simpatía por un país que se decía en ese tiempo un país antifascista, que surgió del antifascismo”, explica David Schidlowsky, profesor de literatura y autor de una amplia biografía del poeta chileno: “Pablo Neruda y su tiempo. Las furias y las penas”.
Pero la relación de Neruda con el ámbito de habla germana se remonta mucho más atrás, comenzando por su infancia en una región de Chile donde la llegada de colonos alemanes a fines del siglo XIX ha dejado huellas hasta el día de hoy. Más tarde, ya en Santiago, entre sus lecturas estaba también la obra de Rainer Maria Rilke. “Hasta hizo un empeño por traducir los 'Cuadernos de Malte Laurids Brigge' y su traducción (del francés) fue publicada en una revista en Chile", cuenta Schidlowsky.
“Los ríos de Alemania”
El primer encuentro con escritores o intelectuales europeos de peso se produjo en los congresos de escritores efectuados en los años 30. “Ahí conoció, por ejemplo, a Heinrich Mann, en el segundo congreso de escritores antifascistas”, indica el especialista. Pero subraya que el gran encuentro –también a título más personal- tuvo lugar mientras era cónsul de Chile en Ciudad de México. “México fue uno de los pocos países latinoamericanos que abrió sus puertas a los exiliados judíos o comunistas que huían de Europa para salvar la vida. Allí conoció a varias personalidades, como Anna Seghers, con quien tuvo una relación que se prolongó muchos años”, relata, agregando que en esa época “participó también en un movimiento de intelectuales que se llamó Bewegung Freies Deutschland (Alemania Libre)”.
Neruda quedó muy impresionado con los relatos de esos exiliados. “No en vano Neruda escribe también por esa época un poema, que después apareció en Tercera Residencia, titulado Los Ríos de Alemania”.
“La sangre dividida”
En la historia de Neruda, la lírica y la política se anudan y su adhesión al comunismo marcó su percepción del mundo de la época. En 1951, el poeta chileno visitó por primera vez Berlín Oriental para participar en un Festival de la Juventud. Su visión de la división de Alemania y su elogio de la RDA quedaron plasmados en “La sangre dividida”, un capítulo de “Las uvas y el viento” (1954).
Ni la construcción del Muro de Berlín, ni la Primavera de Praga llevaron a Neruda a poner en duda su línea política. “Oficialmente Neruda nunca se distanció de la política del partido comunista”, señala David Schidlowsky, quien estima que fue esa militancia la que lo privó durante años de recibir el Premio Nobel de Literatura. Finalmente se lo concedieron en 1971, el mismo año en que Willy Brandt fue galardonado con el Nobel de la Paz.
El máximo reconocimiento literario redundó en que la obra nerudiana se hiciera también ampliamente conocida en Alemania occidental. Neruda es considerado uno de los precursores del boom literario latinoamericano y, sin duda, como uno de los poetas más importantes del siglo XX. Pero ni siquiera ahora, al cumplirse 40 años de su muerte, puede desligarse de las turbulencias políticas de su tiempo. Su figura ha vuelto a los titulares en los últimos meses con motivo de la investigación sobre las causas de su deceso. Y eso ha renovado el interés por su obra en Alemania, como indica Schidlowsky, quien cuenta que recientemente vio con asombro cómo gente joven compraba en una librería de Berlín poemas de Neruda, “sobre todo los 20 Poemas de Amor”.