Navidades afrodisíacas
24 de diciembre de 2005Nada mejor que esta época del año para mezclar la espiritualidad con el goce sensual. ¿Acaso no pregona la filosofía oriental del Tantra que la mejor manera de llegar a la iluminación es a través de la unión sexual y el placer? Que así sea. En Navidad y en cualquier época del año.
“Arriba la líbido” o “¡Qué nochebuena!”
Ya bien lo sabía la monja alemana Hildegard von Bingen en el siglo XII. Teóloga, poetisa y mística, además de compositora y especialista en remedios naturales, la abadesa conocía al dedillo los efectos estimulantes y tranquilizantes de hierbas como el anís, el gengibre, el cardamomo, la nuez moscada, la pimienta, los clavos de olor, el romero, el tomillo, la mostaza y hasta el ajo.
Según von Bingen, muchas de ellas “relajan, euforizan y entontecen”. Bueno, lo de relajar y euforizar viene muy bien, pero ¿lo de ponerse tonto? Tal vez también, según el caso. Sobre pasiones no hay nada escrito, y sí mucho por probar.
Y para aumentar la libido, nada mejor que unas ostras, frutos de mar, algo de chocolate, espárragos, apio, granadas, miel, chile, vino y calabazas, pero no las que se dan, sino las que se comen. Pero antes de que salga corriendo al súpermercado, le recomendamos tener en cuenta que las consecuencias de semejante menú pueden ser avasallantes. ¿Que no le importa? ¿Que es justamente lo que quiere? Pues bien, usted se lo buscó. Pero antes, un par de datos importantes para preparar la mesa de una Nochebuena inolvidable.
Qué evitar, y qué no olvidar
Para que no haya sorpresas desagradables, he aquí un par de consejos sobre cómo atender a su compañero o compañera. En primer lugar, nada de ensaladas de alubias o coles, ya que pueden producir gases inconvenientes, y no queremos que nada enturbie la sobremesa. El ajo, mejor dejarlo en la alacena, ya que, por más afrodisíaco que sea, el mal aliento que produce reduce el erotismo a niveles bajo cero.
Otro enemigo del sabor es el espárrago que, a pesar de su forma prometedora, contiene asparagina y puede llegar a ensombrecer cualquier postre dejando un sabor amargo, especialmente si es él quien lo ha consumido.
El alcohol tiene fama de desinhibir al más acartonado, pero cuidado: demasiados vapores etílicos hacen tambalear al más fuerte. Es decir que, si quiere que su amado se mantenga en sus trece y vertical, para compartir más tarde una mejor horizontalidad, no deje que tome más de dos copas de vino tinto o de champaña.
El pescado y los frutos de mar son saludables porque contienen iodo, que estimula la circulación, y arginina, un aminoácido. El pescado no puede faltar entonces en la mesa de Navidad, ni en la de Año Nuevo, ni en Reyes...Bueno, en que se puede convertir hasta en su mejor amigo, si lo deja. A cocinar se ha dicho.
Un menú para despertar los instintos navideños
A esta altura ya debe estar haciéndosele agua la boca, así que, manos a la obra. Como entrada, recomendamos una ensalada de apio en bulbo, ablandado con un hervor. El apio en bulbo produce efectos similares a las sustancias químicas de atracción sexual masculinas. Agregar un poco de jenjigbre fresco, que estimula la circulación sanguínea, algo de nuez moscada para desinhibir, y tomillo y romero para favorecer la erección.
Como plato principal, sí, ¡pescado! Con unas calabazas con chile, bien picantes, y una salsa aromática de vino tinto. Para completar el delirio, agréguele a la salsa un poco de canela y cardamomo, y teletranspórtese directo a las mil y una noches.
Pero cuidado: lo bueno viene en frasco chico. Ofrezca porciones pequeñas, ya que mucha comida cansa. Y la actividad del organismo no deberá concentrarse en el aparato digestivo, sino en otros centros energéticos.
El postre no deja de ser interesante, especialmente si los ingredientes anteriores no lograron levantar los ánimos. Galletitas con canela y anís y un vaso de ponche en el sofá.
Y para los más osados, una deliciosa mousse au chocolat servida directamente sobre la piel. Eso sí: con crema. Que les aproveche, y ¡feliz Navidad!