Natalia Meta y "El prófugo"
1 de marzo de 2020El festival berlinés se comprometió a alcanzar la igualdad de género en su 70a. edición el año pasado, cuando todavía se encontraba bajo la batuta de Dieter Kosslick. No solo arrancó con una nueva dirección bicéfala integrada por el italiano Carlo Chatrian y la holandesa Mariette Rissenbeek, también entre los jurados de las distintas secciones hubo una fuerte participación femenina.
Este año, de las 18 películas en competencia, solo seis fueron dirigidas o codirigidas por mujeres. Aún así, de las 342 películas que se exhibieron, un 38,7 por ciento del total tuvieron detrás de la cámara a una mujer, un punto porcentual más que el año pasado, sin embargo la equidad de género está todavía lejos.
La cineasta argentina Natalia Meta, estrenó su segundo largometraje "El prófugo", y abrió la sección de Competencia Oficial del festival. La cinta es una interpretación libre de la última novela del escritor argentino C.E. Feiling, "Un mal menor". Meta encabezó a un grupo de realizadoras argentinas que participó en el encuentro de diez días de duración. La también guionista, productora, y filósofa de formación, habló con DW sobre su película, sobre la situación de las mujeres en América Latina y la participación de las mujeres en la industria del cine.
DW: ¿Qué significó para usted que su película fuera seleccionada para abrir la Competencia Oficial del festival?
Natalia Meta: Fue una sorpresa. Estábamos editando la cinta cuando nos llegó la noticia de que abría la sección. Ha sido un orgullo representar a la Argentina, y también al mundo hispanoparlante al ser el único largometraje en castellano o en español en competencia. La película trata sobre el acento neutro, sobre el lenguaje, así que es un honor que nos hayan elegido.
Después de "Muerte en Buenos Aires en 2014, un éxito de taquilla, ahora estrena una película inspirada en la novela "Un mal menor", ¿cómo fue el proceso?
Hay una linda anécdota que tiene que ver con México. Tuve la gran suerte de poder trabajar con el actor mexicano Demian Bichir, (protagonista de "Muerte en Buenos Aires"), y si bien Demian es muy hábil en todo lo que tiene que ver con personificar otras maneras de hablar en Latinoamérica, llegó unos días antes a la Argentina, no habíamos tenido tiempo suficiente para trabajar y decidimos, para darle fluidez a la actuación, que él se autodoblara. Como además se tuvo que ir a Los Ángeles porque tenía otro proyecto después de la película, hicimos el doblaje vía satélite. Según el sonidista de "Muerte en Buenos Aires", fue el doblaje más largo en la historia del cine argentino. Ahí yo aprendí muchísimo sobre el mundo del doblaje. Lo que se ve en "El prófugo"es cómo trabajan los doblajistas, los actores de doblaje profesionales. Es algo maravilloso ver cómo se mimetizan con la imagen. Miran al personaje y entran con una especie de estado de sugestión, eso se ve en "El prófugo". Me pareció muy interesante en relación con la identidad, eso fue el punto de partida y luego, por supuesto, la novela de C. E. Feiling que tenía esta idea de los personajes de los sueños que pasan a la realidad y quieren quedarse acá, que me pareció una idea muy potente para una película. Fue un desafío tratar de entender y visualizar cómo ocurre eso, cómo operan las fantasías.
¿Qué le atrapó de la novela "El mal menor", para quererla llevar a la pantalla grande?
Es una novela que está maravillosamente contada, tiene personajes con una voz muy particular, y hay un trabajo muy interesante sobre la voz, pero sobre todo fue el concepto de los prófugos, y la idea de poder darle un rango antológico igual al mundo de la vigilia y el sueño. Es muy importante para entender cómo funciona el deseo y cuál es la posición del sujeto frente al mundo.
Son prófugos, pero a la vez son intrusos y juega usted con esas palabras en el título de la película, ¿por qué?
Titulamos la película "The intruder" en inglés y en alemán porque parecía un concepto que en la traducción quedaba más claro que el término "fugitive", que es fugitivo, pero eso alude a alguien que está huyendo y el prófugo es el que se sale de un lugar y está en otro, de estar fuera de donde tendría que estar originariamente.
Pero a la vez son intrusos porque entran en el cuerpo de la protagonista....
Sí, entran primero en la realidad y luego entran dentro de ella. En ese sentido me gustaba mucho jugar con el hecho de estar adentro y afuera, algo que no está tanto en la novela, el no saber si los prófugos provienen de ella o vienen de afuera y la penetran. Me parecía que era una ambigüedad interesante para desplegar en la película.
También explora usted en la película los deseos femeninos, ¿los deseos sexuales?
El género de terror a mi me asusta y traté de perderle el miedo, la película supuso un cruce de géneros, porque la llevé hacia un final muy distinto al de la novela, es un final más optimista. En ese sentido, fue perderle el miedo al miedo y también perderle el miedo al amor, al deseo, y a cruzar las barreras que nos impone la racionalidad y el lenguaje. Es un triunfo del amor.
¿Por aceptar la protagonista a un ser sobrenatural?
Yo preferí mantener la ambigüedad sobre si es un ser sobrenatural o no, porque quise establecer que no se pudiera distinguir entre el mundo del sueño y el de la vigilia, que no fueran tan diferentes. Como si fuera un espacio dividido por un tabique que se puede mover a gusto y no dos universos separados e irreconciliables. Es el supuesto fundamental para poder cruzar fronteras y atravesar los límites que tienen que ver con la realización de los deseos.
Hay una fuerte presencia argentina en esta edición de la Berlinale, sobre todo de mujeres...
Eso me pone muy contenta, sobre todo porque de las diez películas que vinieron de la Argentina cinco son dirigidas por mujeres. En mi caso, es una película con un equipo con muchísimas mujeres, en la producción, en la edición, en la fotografía, en la asistencia de dirección, en el vestuario, y además hay muchas mujeres protagonistas. También me pone muy contenta ver que si bien las directoras en competencia en la Berlinale representan más de un 35 por ciento, entre las protagonistas la mitad o más de la mitad son mujeres.
La protagonista, Erica Rivas, hizo un llamado a favor del aborto legal en Argentina, en toda América Latina estamos viendo protestas contra la violencia machista, eso también lo aborda usted muy sutilmente en la película, a través del papel de Leopoldo...
Me parece muy importante tomar consciencia y oponerse ante todo tipo de violencia a la que se tiene que enfrentar la mujer. Yo intenté mostrar que el personaje de Leopoldo no es alguien que pueda uno rápidamente catalogar como malo, o agresivo, sino que es alguien que también resulta atractivo, simpático, que tiene su encanto. Pero hay que estar atentas porque estas cuestiones como el acoso, y la violencia no aparecen de manera tan clara y evidente, muchas veces están en nuestro entorno en personas con muchas ambigüedades. El personaje de Leopoldo ayuda a cuestionar esto. Es muy importante trabajar en la autonomía de la mujer, sobre su cuerpo y su pensamiento, e incluso defender el derecho a soñar sin tener que dar explicaciones.
(ee)
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