Narcotráfico: de América Latina a África occidental, y de ahí a Al Qaeda
20 de enero de 2010Los restos de cocaína en el esqueleto de un avión aún humeante, incendiado en Mali, en la remota África occidental, donde actúan seguidores de Al Qaeda y rebeldes nómadas, descubrieron el aumento de peso que esta región ha adquirido para el tráfico de drogas en dirección a Europa. También lo hizo un hecho consecuente: la detención en Ghana de tres activistas de Al Qaeda que, tras ser tomados presos por la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA), fueron trasladados a Nueva York para ser acusados de narcoterrorismo.
Estos dos incidentes reflejan la existencia de contactos crecientes entre militantes islamistas y traficantes de drogas latinoamericanos y, según los agentes estadounidenses, son la prueba de que Al Qaeda se está convirtiendo en una organización cada vez más implicada en las redes internacionales del crimen.
Las autoridades que en Estados Unidos, Europa y Asia combaten el contrabando con estupefacientes y el terrorismo temen ahora que la cooperación entre islamistas radicales y grupos como las colombianas FARC pueda llenar las arcas de un número importante de rebeldes, extendidos a lo largo la crucial franja del Sahel, que traspasa Argelia, Marruecos, Mauritania, Mali, el Chad y Nigeria- una zona rica tanto en uranio como en petróleo y gas. Estos fondos podrían permitir a los rebeldes minar aún más el poder de unos regímenes en muchos casos autoritarios y ya frágiles de por sí, que encuentran poco apoyo entre una población descontenta y pobre a la cual, haciendo uso de la televisión por satélite y de los misionerios militantes, intenta llegar el pensamiento islamista.
El cadáver del Boeing 727 fue descubierto el pasado noviembre en el desierto de Mali. Se cree que a bordo portaba 10 toneladas de cocaína. Las huellas de vehículos encontradas en la arena hacen sospechar a los investigadores que los narcotraficantes vaciaron el avión antes de prenderle fuego. Tampoco descartan la posibilidad un accidente y, por eso, los agentes esperan que, mientras desmantelan el aparato y lo trasladan a Bamako, la capital del país, los tres malíes detenidos en Ghana les ayuden a verter algo de luz en este asunto.
El Boeing 727 despegó en Venezuela
En Noviembre, Alexandre Schmidt, el portavoz de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, le contaba a la prensa desde la sede del organismo en Viena que el avión hallado había iniciado su vuelo en Venezuela, dándole argumentos a la acusación de que el país latinoamericano le sirve de sostén al narcotráfico y al terrorismo. Venezuela, por su parte, pone en duda esta afirmación, pero los críticos de Hugo Chávez apuntan a la actitud del presidente ante las FARC y hablan de una corrupción tan generalizada y extendida hasta los más altos escalafones del Gobierno que ha facilitado el hecho de que el país se convierta en un eslabón en el tráfico de drogas. "Puede que Chávez no esté implicado directamente, pero hace la vista gorda con toda seguridad", dice a Deutsche Welle Ariel Segal, un experto en Venezuela asentado en Lima.
El arresto en Ghana de los tres activistas de Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI)- el brazo de la organización islamista en África occidental-, aumenta la preocupación acerca de las relaciones entre los radicales islámicos y los narcotraficantes de América Latina. La detención fue resultado de una operación de infiltración de cuatro meses de duración por la cual dos informantes pagados por la DEA se hicieron pasar por representantes de las FARC. Los tres malíes llegaron a Nueva York el 18 de diciembre y, ese mismo día, en instancias judiciales se les informó que están acusados de conspiración narcoterrorista y de conspiración para promover material de soporte al terrorismo.
Son los primeros miembros de Al Qaeda detenidos por agentes estadounidenses en un operativo contra el narcotráfico en África. Según documentos judiciales, los hombres contaron a los informantes de la DEA que sus grupos están en condiciones de proteger grandes trasportes de cocaína latinoamericana a lo largo del Sahel, haciendo llegar la mercancía en camiones a través del desierto hasta alcanzar más tarde territorio español. Por cada kilo de cocaína pueden llegar a ganar hasta 7.000 euros.
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Redes asentadas en el Sahara
Dicen los expertos que Al Qaeda y los traficantes de drogas están sacando provecho del hecho de que las fuerzas del orden en países inestables como los de la región del Sahel suelan ser corruptas y estén faltas de fondos. Jean-Pierre Filiu, profesor en el Instituto de Estudios Políticos de París, narra que el argelino Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), un predecesor de Al Qaeda del Magreb Islámico, cuenta tras de sí con toda una historia de implicación en el mundo del crimen. AQMI puede "servirse de las redes del GSPC en el Desierto del Sahara, donde esta agrupación lleva mucho tiempo dedicándose al contrabando de drogas, armas o inmigrantes ilegales", asegura Filiu en un estudio que acaba de ser publicado.
Otros expertos apuntan que muchos de los miembros de AQMI son delincuentes que actúan como gángsters. Desde 2007, AQIM ha asesinado en atentados suicidas a 11 miembros de Naciones Unidas, cuatro ciudadanos franceses, uno británico y un norteamericano, y muchos más han sido víctimas de secuestros.
La operación de infiltración de la DEA ha hecho que Estados Unidos y Europa dirijan ahora parte de su interés militar y de lucha contra crimen hacia este rincón de África. Incentivados por Occidente, Argelia, Mali, Mauritania y Nigeria han aceptado colaborar militarmente para combatir el terrorismo y la delincuencia transnacional. En 2008, EEUU aumentó su ayuda para cuestiones relacionadas con la seguridad a 100 millones de dólares- gran parte del dinero va a parar a la estadounidense Africa Command´s Trans-Saharan Counter-Terrorism Partnership (TSCTP), encargada de colaborar en la formación de las fuerzas de seguridad nacionales y abastecerlas del material militar necesario. Del mismo modo, las británicas Border Agency y Serious Organized Crime Agency trabajan con las autoridades locales en la persecución del tráfico de estupefacientes.
Lo militar no es lo único importante
La emergencia de África del norte y occidental como escenario para el tráfico de drogas supone, según los expertos, todo un desafío para Europa y Estados Unidos. "Si la droga vuela ahora de Colombia, vía Venezuela, hasta el oeste de África y de ahí se extiende por los mercados europeo, centro europeo y asiático, quiere decir que el mercado estadounidense está tornándose menos relevante", indica a Deutsche Welle el experto en terrorismo Douglas Farah.
Los críticos con la política europea y estadounidense alegan que colaborar con regímenes ávidos de recibir apoyo militar supone reducir los problemas de toda la región a una mera cuestión de terrorismo y crimen organizado, y no de falta de democracia y desarrollo. "Si te enfrentas a esto desde la exclusiva perspectiva de la seguridad, estás creando más yihadistas", advierte Yahia H. Zoubir, profesor de relaciones internacionales en Euromed-Marseille.
Esta constatación encuentra cada vez más eco tanto en Washington como en las capitales europeas. El Africa Command estadounidense (AFRICOM) ha empezado a cambiar de estrategia y a dejar algo de lado la seguridad. El pasado diciembre, Estados Unidos suspendió su ayuda humanitaria a Nigeria e impuso restricciones de viaje a los miembros del Gobierno como respuesta a la negativa del presidente, Mamadou Tandja, a renunciar a su mandato.
Susceptibles de convertirse en "narco-Estados"
Los analistas advierten, sin embargo, que el narcotráfico puede servir no sólo para fortalecer a islamistas y rebeldes, sino también para llevar a regímenes débiles por la senda del crimen. "Muchos de estos países cuentan con gobiernos realmente frágiles y su potencial de convertirse en 'narco-Estados' es muy elevado. Se concentra mucho dinero procedente de la droga a lo largo de la costa occidental de África… muchas de las grandes villas de Dakar están habitadas por jefes del narcotráfico", dice Princeton Lyman, experto en África del Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York y ex embajador estadounidense en Sudáfrica.
Lyman teme que la mano dura pueda llevar a los rebeldes Tuareg a exigir un porcentaje mayor de los ingresos que producen los recursos naturales de la región con la intención de acercarse más al AQIM. El Boeing 727 y la detención de los miembros de Al Qaeda demuestra la necesidad de trabajar en la prevención del tráfico de drogas en el Sahel, de patrullar las costas y controlar los aeropuertos, más que de incrementar la presencia militar.
"El contrabando cuenta con una larga tradición y constituye la principal fuente de ingresos de los grupos que se sienten marginados por los gobiernos… la existencia de grupos políticos con dinero del narcotráfico hace que sea aún más difícil que haya una alternativa a los gobiernos actuales. La pregunta es cómo lograr separar a los grupos marginados de AQIM. La forma de lograrlo es frenando el tráfico de drogas, que es lo que AFRICOM está intentando", explica Lyman.
Autor: James M. Dorsey/ Luna Bolívar
Editora: Emilia Rojas Sasse