La más joven en Londres
26 de julio de 2012La carrera de Nadine Jarosch se inició a la edad de cinco años, y ya entonces se le consideraba como una de las mayores promesas de la gimnasia alemana. Pero el camino al éxito está lleno de sacrificios y esfuerzos: “el plan de entrenamientos semanal es voluminoso, pues comprende entre 22 y 24 horas, casi el mismo que tiene en la escuela como alumna del grado 11, con poco más o menos 30 horas de clases a la semana” cuenta su entrenador Michael Gruhl.
Casi 60 horas semanales, repartidas entre entrenamientos y estudios, exigen una enorme disciplina, especialmente cuando brilla el sol y todos los amigos salen a comer helado, o de compras. “Hay días en que uno tiene ganas de hacer algo diferente”, confiesa la atleta, pero en el deporte de elite los sacrificios son algo muy normal.
A Londres vía Doha
Entrenar hace parte de la vida cotidiana de Nadine, y ello incluye viajar mucho y conservar permanentemente la concentración. Eso demanda un gran esfuerzo de la chica de 17 años, que en este año ya ha competido en ciudades tan lejanas como Boston, Doha, y el torneo europeo en Berlín. Pero esos viajes fueron los que le dieron su tiquete a las Olimpiadas.
La ambición es la mayor característica de la aguerrida gimnasta, que tan sólo mide 158 centímetros. “Su constitución física es fuerte, y también es muy rápida. Su musculatura le permite coordinar muchos movimientos diferentes, algo que en nuestro deporte es de gran importancia”, explica Gruhl.
Eso se puede apreciar en los saltos y giros que realiza en los entrenamientos, los cuales tuvo que dominar desde muy temprano en su carrera, pues, como ella misma revela, “más tarde ya no se aprenden”.
Piso, barras asimétricas, salto y barra de equilibrio, son las cuatro modalidades de la gimnasia femenina. La barra de equilibrio tiene apenas 10 centímetros de ancha; la mesa de salto es elástica, para que los saltos sean aún más espectaculares. Para dominarlas y superarlas es necesario entrenar regularmente.
“Hay aparatos que me dan miedo, pero no pienso mucho en ello, simplemente me digo a mí misma que la cosa no está tan mal y hago lo que me toca”, revela la adolescente, quien considera que al fin y al cabo los hematomas hacen parte de la gimnasia.
El salto olímpico
Nadine practica una y otra vez el salto que presentará en los Juegos Olímpicos: una veloz carrera, una poderosa elevación, un elegante giro en el aire y un gracioso aterrizaje. Cada intento queda registrado en video y es tema de conversación con el entrenador.
Algo casi tan importante como el salto mismo es la vestimenta para la competencia, el uniforme tiene que ser muy bonito, pues según recalca la joven atleta, “en la gimnasia femenina cuenta mucho el valor estético y cómo luce la deportista”.
La promesa alemana de la gimnasia, y una de las deportistas más jóvenes en representar al país en unas Olimpiadas, ya ha acumulado experiencia en torneos importantes como el campeonato europeo y el mundial de gimnasia celebrado en Tokio, donde ocupó un meritorio décimo puesto individual, y el sexto en equipos.
Nadine considera que no hay punto de comparación entre la gimnasia femenina y la masculina, donde sus colegas deben medirse en modalidades muy distintas como anillos, barras paralelas, potro y barra fija. Y aunque no hay símil posible, los gimnastas hombres respetan mucho las condiciones de Nadine Jarosch, no en vano ella es una de las estrellas internacionales de su deporte.
Autora: Olivia Fritz / DM
Editor: Enrique López