Müntefering y la nueva crisis socialdemócrata
2 de noviembre de 2005Primero fue Schröder, luego Franz Müntefering: el hasta ahora jefe del SPD es el segundo peso pesado socialdemócrata en abandonar el barco tras las elecciones de septiembre. La estructura del SPD se desbarajusta. El cambio generacional llega por la fuerza y sin continuidad. Y lo que es peor: los alemanes cada vez tienen más la sensación de que sus políticos no se toman en serio la responsabilidad y el compromiso que requiere su trabajo.
"Si no me hacen caso, me voy"
El pasado lunes, Franz Müntefering, anunció que dejaba de ser jefe del SPD. Müntefering no había logrado imponer ante la directiva del partido su candidato para el cargo de Secretario General. Mientras que él quería a Kajo Wasserhövel al frente de la secretaría, el resto optaba por la izquierdista Andrea Nahles.
La política del "si no me hacen caso, me voy" no le es desconocida a los alemanes. El SPD la viene practicando con frecuencia en los últimos años y la medalla al enfurruñamiento se la lleva Gerhard Schröder.
En 2004, el canciller Schröder cedió la jefatura del SPD a Müntefering en medio de amenazas de retirarse del todo si el partido no mostraba más entusiasmo por su programa de cambio, la llamada "Agenda 2010". En 2005, tras la derrota del SPD en los comicios regionales de Renania del Norte Westfalia, Schröder convocó elecciones anticipadas y las convirtió en una especie referéndum público sobre su política: "si no les gusta que lo digan, y nos retiramos".
La crisis no nace hoy
El desaire de Müntefering le ha hecho daño al SPD, pero el problema de identidad del partido viene de lejos. Desde que Schröder se convirtiera por primera vez en canciller hace siete años, el SPD ha intentado combinar con poco éxito la reforma del sistema con la defensa del Estado del Bienestar. A medio camino entre el pasado socialista y un futuro que tiende al pragmatismo, el partido no encuentra su sitio.
El SPD ha perdido votos por la izquierda, como demuestran los buenos resultados del joven Partido de Izquierda, en parte formado con ex socialdemócratas como Oskar Lafontaine, en las últimas elecciones. Muchos votantes de base no comprenden ni comparten el giro emprendido por Schröder, y consideran que el partido se aleja de sus principios.
Por otra parte, dentro del SPD juegan sus cartas diversos grupos, no todos favorables a la "Agenda 2010". La mujer de la discordia, Andrea Nahles, representa a la sección de izquierdas y opina que "no hay que decir siempre: 'sí, señor canciller, usted lo hace todo bien'".
Sin embargo, Matthias Platzeck, Primer Ministro de Brandemburgo y sucesor de Müntefering como jefe del SPD a falta de ser ratificado, es un político del ala conservadora, apoyado entre otros por el llamado "Seeheimer Kreis"- "Círculo Seeheimer"-, los derechistas del SPD. En la página en Internet del "Círculo Seeheimer" puede leerse que la directiva del partido debería dimitir en pleno por su apoyo a Nahles en contra de Müntefering.
Hasta que el SPD no salga de su incertidumbre no lo hará la política alemana, la gran coalición ni la sociedad que asiste atónita a un nuevo capitulo de esta historia, que ya parece interminable.