Fracaso en la subasta de narcojoyas
29 de julio de 2019Martillazo y ¡vendido en un millón veinte mil a la paleta dos! Unos 54 mil dólares por un reloj Patek Philippe en oro blanco de 18 quilates. Una edición limitada que tarda dos años en entregarse a pedido. El artículo más caro que logró venderse en la subasta de este domingo (28.07.2019) de 148 lotes (dos mil piezas) de joyas incautadas a la delincuencia organizada, desde aretes, relojes y pulseras hasta una bala bañada en diamantes. Su comprador: un particular hombre de mediana edad que prefirió ocultar su identidad. Fue su única compra. "Ahí vienen a recuperar lo del patrón”, susurraban con sorna los periodistas presentes. La mayoría de los 70 pujadores que participaron eran joyeros o comerciantes de la capital con el objetivo de revender.
"El precio de salida es bueno”, asegura Javier Trejo, relojero que junto a su socio han gastado unos 30 mil dólares en una decena de lotes. Venían dispuestos a gasta un millón de pesos, pero se echaron para atrás en algunas ocasiones por estar expuestos al público. Los transeúntes podían observar desde afuera de la carpa el transcurso de la subasta. "Son órdenes de presidencia que se haga abierta, pero es contraproducente porque afecta a la seguridad de los pujadores”, comenta a DW una de las funcionarias del recién creado Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado (INDEPURO).
"No me preocupa que venga del narco, al final es por una buena causa”, afirmaba Enrique Nava, un comerciante que venía en busca de algunos Rolex para regalar. Trajo a su nieto de 9 años para "enseñarle a ganar dinero”. La recaudación se destinará a la rehabilitación de caminos de Coalcomán de Vázquez, uno de los municipios más marginados del valle de Michoacán.
Sin vender las joyas más caras
Como ya es habitual, la subasta se celebró en el Centro Cultural Los Pinos, la antigua residencia presidencial que antes "representaba la parafernalia y el lujo”, como apuntaba el titular del nuevo instituto, Ricardo Rodríguez, quien aseveró que los artículos se vendían entre un 20 y un 30 por ciento de su valor de mercado.
Sin embargo, tan sólo se consiguió recaudar cerca de 10.5 millones de pesos (unos 550 mil dólares), menos de la mitad de los 21 millones que se esperaban. Hubo 42 lotes desiertos que nadie quiso, entre otros, los artículos más costosos como "la joya de la corona”, el reloj Piaget de oro blanco cubierto por 227 diamantes, valorado en unos 160 mil dólares.
"Aun cuando tengan mucho valor y sean de materiales preciosos, aún con todo ese valor, todo ese lujo, no dejan de ser extravagancias, lujo barato que produce felicidad momentánea, efímera”, afirmó el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) al anunciar que las alhajas "no sólo se venderán, sino que se expondrán”.
En frente de la carpa se formaba una fila de media hora que aguarda para acceder a la exhibición de las joyas abierta al público durante la última semana. "Me da curiosidad. Quiero hacerme una idea del grado al que llega lo superfluo del narcotráfico y la corrupción política. Estas joyas han costado muchas vidas, mucho dolor al pueblo”, comenta José Luís Aguilar, un maestro retirado. Con su antiguo sueldo de unos 12.000 pesos mensuales debería trabajar más de 200 años para pagar el reloj más caro.
Ninguno de los visitantes pretende comprar, pero todos los consultados apoyan la iniciativa de AMLO de "no sólo vender las joyas, sino también exponerlas”, lo que generó gran expectación. Durante toda la semana acudieron unos 10.000 visitantes. "Esperaba más cantidad, se hace corto el recorrido. También que fuesen más exóticas, más llamativas. Para toda la delincuencia organizada que hay en el país, esto es poco”, asegura a la salida Cristina Torres, quien junto a sus dos amigas coinciden en que se llevarían la hebilla en oro blanco de 18k.
Tenue éxito de las subastas
Se trata de la cuarta subasta de bienes tras la llegada al poder de AMLO. En la primera se vendieron unos 200 vehículos de la flotilla oficial de Presidencia, por valor de unos 62 millones de pesos (3,2 millones de dólares). Desde finales de febrero todavía no se ha definido el destino del dinero debido a las "trabas burocráticas” al tratarse de bienes públicos, según fuentes oficiales consultadas. La decisión depende directamente de Presidencia.
A finales de mayo se celebró la primera subasta a martillo en Los Pinos, que esta vez incluía vehículos de lujo incautados al narco. De los 138 lotes tan sólo se vendieron 65 por un monto total de 28,5 millones de pesos (alrededor de 1,5 millones de dólares), un poco por debajo de lo estimado. Los recursos se entregaron a los dos municipios más pobres del país: Santos Reyes Yucuná y Santa María Zaniza, ambos en el estado de Oaxaca.
La última subasta se realizó a finales de junio, donde se ofrecieron 27 propiedades confiscadas al crimen organizado. Se lograron vender nueve inmuebles, obteniendo 56,6 millones de pesos (cerca de tres millones de dólares), apenas un tercio de lo que se esperaba recaudar. "Las subastas de bienes inmuebles son diferentes, usualmente se vende el 20 por ciento, una quinta parte. Así que vendimos por encima de la media”, justifica Rodríguez, quien considera que "las subastas van bien y se va a acelerar el paso” para recaudar este año entre 1.000 y 1.500 millones de pesos (entre unos 53 y 79 millones de dólares), el objetivo fijado por el gobierno. De momento, en cuatro subastas se han obtenido unos 150 millones de pesos.
"En los próximos meses vamos a organizar subastas cada dos semanas o una vez al mes. Además a finales de julio ya empezaremos a vender (también en subastas a martillo en Los Pinos) lentes, celulares, ropas, telas... que se confiscan en las aduanas”, cuenta Rodríguez en entrevista con DW sobre unos indeterminados planes.
Dudas sobre el procedimiento de entregas
Los detractores de esta iniciativa de AMLO han criticado su improvisación, la falta de concreción y su tinte populista, empezando por el nombre del nuevo Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado (INDEPURO), cuando ya existía un órgano encargado, el Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE), que depende de la Secretaría de Hacienda. "No significa un simple cambio de nombre. El nuevo Instituto supone una transformación profunda del SAE, tiene mayores funciones para administrar bienes con fin social y, además, sin necesidad de mayor presupuesto”, explica Rodríguez, antiguo titular del SAE.
El gobierno de AMLO acusa a las anteriores administraciones de manejar con discrecionalidad los bienes incautados, que en su mayoría se iban acumulando y deteriorando, y representaban un gasto en mantenimiento y vigilancia. El nuevo ejecutivo espera que a principios de agosto el Congreso apruebe una Ley única de Extinción de Dominio, que permitirá reducir las entregas del dinero recaudado en apenas 15 días, así como crear un Consejo Social, el órgano colegiado que resolverá adónde se destinan esos recursos.
Hasta el momento esa decisión depende directamente del presidente, por lo que políticos opositores han calificado este tipo de programas como esfuerzos "clientelares” con fines electorales. "Los municipios receptores del dinero no se han elegido a libre albedrío, sino que son los más pobres del país”, señala Rodríguez, quien añade que se dará seguimiento de que los fondos se emplearán de forma correcta, aunque sin especificar a través de qué mecanismo.
Al lanzar el nuevo instituto el 14 de mayo, AMLO aseguró que el dinero recaudado se destinaría tanto a la campaña anti-drogas ‘Escuchemos Primero' –anunciada en esa misma conferencia matutina–, como "directamente a las sociedades de padres de familia de las escuelas, para el mantenimiento, para la construcción de unidades deportivas, para ambulancias”.
Ninguno de los montos obtenidos en las cinco subastas hasta la fecha se ha invertido a esos fines. "Ahora hay una primera etapa. A comienzos de mes ya se podrá destinar para canchas, clínicas de salud...”, afirma Rodríguez a DW sin concretar la programación de las siguientes etapas.
Entre la necesidad y el populismo
La última recaudación por la venta de inmuebles se destinó casi en su totalidad a dos municipios de La Montaña de Guerrero: Metlatónoc y Cochoapa El Grande, y el resto al fondo para la ley de víctimas. En la conferencia matutina del 18 de julio AMLO hacía entrega de sendos cheques gigantes por 21,5 millones de pesos (poco más de un millón de dólares) a sus alcaldes, quienes ataviados con su indumentaria tradicional iniciaban sus palabras de agradecimiento al presidente en na savi, su lengua originaria. Ese monto representa una cuarta parte del presupuesto municipal de Metlatónoc para este año, por ejemplo.
La puesta en escena alimenta las críticas sobre el calado populista de este proyecto presidencial. "Se trata de una cuestión de marketing en que sólo se renombra un instituto, sin cambios, con el mismo titular. Ese mensaje simbólico hacia sus bases va a perder credibilidad si, como hasta ahora, no hay un procedimiento claro, hay contradicciones y no se transparenta la ruta de esos recursos”, indica a DW el politólogo investigador de Flacso, Ulises Flores, quien agrega que "el presidente está fallando al tomar decisiones de forma tan centralizada y con un poder tan discrecional”.
En esa misma ‘mañanera' de julio, AMLO reiteró que el crecimiento económico se logrará poniendo fin a la corrupción, mediante un peculiar ejemplo con el norte de Europa: "A pesar de que son países donde la mitad del año padecen de frío, están bajo cero, tienen bienestar por no tener corrupción, no tener pobreza. A pesar de no tener sol, son felices. Imaginen nosotros con este paraíso”.
El gobierno de AMLO ha basado su política económica en el combate a la corrupción y una desenfrenada austeridad en el sector público. "Es importante establecer un régimen de ética, pero claramente no es suficiente, debería ser un ingrediente más para cambiar la ruta del país, pero no el único”, cuestiona a DW el economista de la Universidad Autónoma Nacional de México (Unam), Carlos Javier Cabrera. "La austeridad era necesaria para sanear la administración, pero si no se aplican cuidadosamente ni se fijan objetivos en materia de gasto; si se restan recursos en educación y salud, puede resultar contraproducente”, señala Cabrera.
La economía mexicana decreció un 0,2 por ciento de su PIB en el primer trimestre del año respecto al periodo previo y las estimaciones auguran una contracción mayor en el segundo trimestre, debido a la caída de la inversión privada. Según proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), México cerrará el año con un crecimiento menor al 1 por ciento, muy por debajo del 4 por ciento que había prometido AMLO.
Autor: Aitor Sáez desde Ciudad de México (mn)
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