Método Kneipp: El agua, elixir de salud
4 de octubre de 2004Se asegura que la edad biológica de una persona depende más del estado de salud y entrenamiento de su sistema circulatorio que de su fecha de nacimiento. Es por eso que tal vez instintivamente solemos empezar nuestro día lavándonos la cara con agua fría. Estamos tan habituados a ese acto automático que no pensamos la razón por la cual lo hacemos, pero si sabemos que sí no lo hacemos nos sentimos incómodos.
¿Qué sucede en ese momento de despertar matinal? Los expertos nos dicen que el contacto del agua con nuestras manos y rostros no sólo ejerce una acción limpiadora, sino también un poderoso efecto sobre los sistemas circulatorios y neuro-hormonal, por la gran cantidad de receptores de sensibilidad térmica que poseen cara y manos, además de activar zonas reflejas que algunos órganos tienen en la cavidad nasal. Duchas y baños activan también el sistema circulatorio y orgánico del resto del cuerpo.
Kneipp: “médico del agua”
Sebastián Kneipp fue uno de los que supieron aprovechar ese poder terapéutico, creándose una leyenda a su alrededor como el “médico del agua”. Vástago de una humilde familia de tejedores, nace el 17 de mayo de 1821 en la aldea de Stephansried, cerca de Múnich. Es a sus 24 años, cuando la tuberculosis pone en peligro su vida, que cae en sus manos un libro del médico Johann Siegmud Hahn sobre los efectos benéficos del agua fresca. Tras leerlo, camina los tres cuartos de hora que lo separan del Danubio, se interna en sus aguas, se viste y regresa a casa. Realiza el mismo trecho dos o tres veces por semana recuperando su salud, sin saber bien por qué. Con el correr de los años hace votos de sacerdote y estudia teología. Es destinado como párroco a distintas aldeas y ciudades hasta llegar a Wörishofen, donde no muy lejos de su pueblo de origen, en el monasterio de los Dominicos, comienza a utilizar el agua para tratar tanto problemas respiratorios como de arritmia, de insomnio, nerviosos e incluso dolencias del alma y el espíritu.
Su postulado básico era que las enfermedades aparecen en el ser humano cuando su fuerza natural es minada por una alimentación inadecuada y un modo de vida desregulado y alejado de la naturaleza.
El agua en todas sus formas
Los ámbitos terapéuticos del método Kneipp son los siguientes.
Hidroterapia:
Chorros de agua hasta las rodillas, recomendada para los trastornos del sueño, presión alta, várices.
Chorros de agua desde los muslos hacia abajo, para leves problemas de circulación arterial, celulitis y hemorroides.
Chorros de agua en los brazos, para el cansancio del espíritu y del cuerpo, además de los dolores de cabeza.
El agua puede ser fría, tibia o caliente, dependiendo del propósito. La cantidad de agua debe ser como la de una regadera, suave y no demasiado cercana a la piel, sin irritarla. Y luego el agua no debe ser secada, sino que es necesario hacer una caminata rápida para activar la circulación de la sangre.
Moverse, caminar sobre el agua o el rocío, con los pies descalzos, ponerse medias secas y continuar caminando hasta calentarse los pies, dar pasos en tinajas con el agua hasta las rodillas, son las múltiples posibilidades que ensayaba con sus pacientes, reforzando su sistema inmunológico.
Terapia dietética:
Kneipp recomendaba una alimentación variada y regular, con frutas, verduras, cereales y productos lácteos. Ser moderados con el alcohol, la nicotina y el azúcar.
Terapia del movimiento:
Según las máximas de Kneipp la vida es movimiento. Buscarlo donde quiera que sea posible, subiendo escaleras, haciendo deporte, gimnasia y bailando.
Fitoterapia:
Kneipp proponía aprovechar las propiedades curativas de las plantas en forma de infusiones, jugos o pastillas.
Terapia del orden o reguladora:
Implica regular el ritmo de la vida diaria, economizando energía, insertándola creativamente tanto en el trabajo como en el tiempo libre, utilizando también las artes para nuestro esparcimiento o el yoga para nuestra relajación.
La opinión de la ciencia
¿Qué se esconde detrás de esta técnica tan antigua como Hipócrates, que éste ya utilizaba con sus enfermos?
Científicos nos aclaran que el éxito de los procedimientos no reside propiamente en el agua en sí, sino en el resultado de aplicar sobre el cuerpo estímulos térmicos (frío-calor), mecánicos (mayor o menor presión o rozamiento sobre la piel) y químicos (preparados medicinales que pueden añadirse al agua).
Estos estímulos producen sobre todo la vasoconstricción sanguínea, a partir del enfriamiento del cuerpo caliente, en contacto con el agua, y como reacción inmediata la vasodilatación, que provoca un aumento de la circulación sanguínea, ayudando a la limpieza y eliminación de sustancias patógenas a través del aumento de glóbulos blancos (armas de defensas del organismo), aumento del oxígeno a causa de la mayor producción de glóbulos rojos que lo transportan, y por lo tanto del anhídrido carbónico en el cuerpo. Esto nos lleva a una respiración más profunda para poder eliminarlo, lo que ventila los bronquios.
La musculatura se calienta en contacto con el frío y posteriormente se relaja, además de poder aprovechar la resistencia que ejerce el agua para tonificar los músculos débiles. Los estímulos térmicos también producen en la piel una respuesta y por vía refleja potencian los nervios del sistema simpático, que liberan cortisona en respuesta a la situación de estrés y a su vez actúa el sistema parasimpático regulando el equilibrio físico y dándonos una sensación de bienestar y de calma. Pero cuidado, la hidroterapia no es recomendada en pacientes con psicosis o hipertiroidismo.
El legado de Kneipp
Sebastián Kneipp murió el 17 de junio de 1897, luego de transformar a Wörishofen en la ciudad de las curas naturales y los senderos paradisíacos, además de escribir seis libros (vendidos hasta hoy en día), en donde expone un pensamiento ecologista, de respeto, tolerancia social y adaptabilidad, en comunión con una naturaleza reconciliadora.