Más confesiones en el escándalo alemán del fútbol
31 de enero de 2005
Con esta segunda confesión –el juez Robert Hoyzer, de primera división ya había confesado la semana pasada haber manipulado partidos– el escándalo adquiere nuevas dimensiones. La fiscalía lleva por ahora investigaciones secretas y ni siquiera la Asociación Alemana de Fútbol sabe en este momento a qué atenerse.
Hoy, Wilfried Finke, presidente del SC Paderborn (3.ª división), confirmó en conferencia de prensa que el capitán del equipo, Thijs Waterink, recibió antes del partido de ese club contra el Hamburgo (1.ª división) el 21 de agosto del año pasado 10.000 euros en efectivo.
El partido terminó 4 a 2 a favor de Paderborn, lo que fue naturalmente una verdadera sorpresa. El encuentro se llevó a cabo en el marco de la copa DFB, una especialidad alemana en la que participan equipos de primera, segunda y tercera división.
El claro favorito pierde por 4 a 2
El Hamburgo era claro favorito, por lo que las agencias de apuestas pagaron altas sumas a quienes apostaron por el Paderborn. Entre los apostadores se encontrarían, de confirmarse las investigaciones, integrantes de la mafia croata, que de esa forma se embolsaron cientos de miles de euros. El partido fue arbitrado por Robert Hoyzer.
"Un hombre de aspecto extranjero le entregó a Waterink, el capitán, esa suma antes del partido, pidiéndole que informara al equipo acerca de esa bonificación extraordinaria", dijo Finke. Waterink jura, sin embargo, que no lo hizo antes del match, sino que, por el contrario, repartió el dinero después del encuentro, a 500 euros por cabeza. La suma es en realidad ridícula, lo que también abre un nuevo interrogante acerca de la finalidad del pago y quién lo hizo.
El mensajero del dinero no trató de convencer al defensa de que realizara acción ilegal alguna, según éste. Lo cierto es, sin embargo, que Hoyzer pitó un penalty contra el Hamburgo luego que Waterink se dejara caer en el área contraria. El Hamburgo iba ganando en ese momento por 2 a 0.
Penalties sin fundamento
Más tarde, Hoyzer dio otro penalty a favor del Paderborn, a todas luces sin fundamento. Y ni lerdo ni perezoso, al jugador Mpenza, del Hamburgo, que vino a protestar, lo echó inmediatamente del campo. Con un jugador menos y dos penalties en contra, el Hamburgo perdió finalmente el partido por 4 a 2, para alegría de quienes habían apostado por el Paderborn.
"El jugador Waterink no jugará nuevamente hasta que se aclare la situación", resaltó Fink. La agencia estatal de apuestas Oddset ya había informado el 23 de agosto de 2004 a la Asociación Alemana de Fútbol (DFB) acerca de enormes apuestas lógicamente inexplicables en ese partido.
Y no sólo en ése. En un fax fechado el 23 de agosto de 2004 y publicado el lunes por la revista DER SPIEGEL, Oddset había informado a la DFB que además se habían registrado irregularidades en otro partido de la temporada pasada, el de Eintracht Braunschweig contra el St. Pauli, ambos de segunda división. Ese partido terminó 3 a 2 a favor del primero, luego que se le anularan nada menos que dos goles al St. Pauli. El árbitro en esa ocasión fue también Robert Hoyzer.
El presidente de la DFB, Gerhard Mayer-Vorfelder, negó en un popular programa televisivo que su Asociación haya sido advertida por Oddset. El fax de la agencia de apuestas hecho público hoy demuestra todo lo contrario. Las aguas siguen turbias en el mayor escándalo del fútbol alemán en los últimos tiempos.