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Las máquinas de escribir Olympia podrían ser útiles contra el espionaje

Klaus Deuse / Israel Ayala 13 de agosto de 2013

Tras los escándalos de espionaje electrónico, las antiguas máquinas de escribir podrían ofrecer mayor seguridad a los servicios secretos. ¿Una buena noticia para los fabricantes, como Olympia?

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El Kremlin ha visto en las máquinas de escribir una opción alternativa para protegerse del espionaje.
El Kremlin ha visto en las máquinas de escribir una opción alternativa para protegerse del espionaje.Imagen: Fotolia/Feng Yu

Los servicios de inteligencia rusos (FSO) creen que guardar información confidencial en soportes digitales es una operación arriesgada. Pero una compañía alemana, la Olympia Business Systems, podría tener la solución contra el espionaje electrónico: las antiguas máquinas de escribir. El FSO se ha mostrado interesado en adquirir una gama de máquinas de escribir que todavía produce esta compañía basada en Hattingen, una pequeña ciudad ubicada en el corazón industrial de Alemania.

Olympia cuenta con cuatro tipos diferentes de máquinas de escribir, dos de los cuales son eléctricos. Cuestan entre 150 y 300 euros. De acuerdo con su director, Andreas Fostiropoulos, el FSO les ha hecho un pedido de cientos de máquinas de escribir para utilizarlas en sus servicios.

Máquinas de escribir, contra el espionaje

Las máquinas de escribir podrían ser una solución contra el espionaje electrónico.
Las máquinas de escribir podrían ser una solución contra el espionaje electrónico.Imagen: Olympia Business Systems Vertrieb GmbH

La compañía alemana cuenta con unos 60 empleados y sus ganancias alcanzan los 33 millones de euros al año. Un dos por ciento de esta cantidad es generado por la venta de máquinas de escribir. Incluso con el reciente interés de Rusia en producir documentos confidenciales altamente protegidos, el director Fostiropoulos no cree que las ventas de máquinas de escribir vayan a experimentar un nuevo “boom”.

“No nos gustaría pensar que las viejas máquinas de escribir podrían ser de nuevo rentables solo porque el FSO se interesa en este tipo de aparatos. Es cierto que las máquinas de escribir existirán todavía durante años. Pero no es una tecnología del futuro”, explica.

Una cosa es segura. Las máquinas de escribir pueden hacer casi imposible que alguien espíe en los documentos. El FSO se ha interesado, por consiguiente, en las máquinas de escribir que utilizan cintas de carbón.

Las cintas de carbón tampoco son, sin embargo, la solución definitiva, porque el texto que se escribe siempre puede ser reproducido. “Si agarro la cinta con mis manos, podré ver lo que se ha escrito. Muy diferente es lo que pasa con las cinta de tela, que simplemente escriben sobre el papel, pero no queda rastro en el carrete. Ni siquiera la Agencia de Seguridad estadounidense (NSA) podría ver lo que se ha escrito”, dice Fostiropoulos.

Las máquinas de escribir, en extinción

Pero el FSO tendrá que esperar unos cuatro meses para que las máquinas de escribir estén listas. Ahora son producidas en China. Aunque Olympia no hará el negocio del año con esta venta. Percibirá unos 486,540 rublos. Suena demasiado, pero la verdad es que son solo unos 11,600 euros.

Olympia vende unas 3,000 máquinas de escribir al año. Pero según Fostiropoulos, ese número se podría incrementar. “Hay una demanda muy alta por máquinas de escribir en países en vías de desarrollo, donde el acceso a la energía eléctrica es a veces difícil”, dice.

Las máquinas de escribir pueden hacer casi imposible que alguien espíe.
Las máquinas de escribir pueden hacer casi imposible que alguien espíe.Imagen: picture-alliance/dpa

Hasta hace algunos años, Olympia seguía haciendo negocios en estas partes del mundo e incluso tenía grandes contratos. Pero la compañía decidió producir solo modelos eléctricos, que son vendidos en todo el mundo. “Tenemos clientes del Medio Oriente que siguen comprando nuestras máquinas de escribir, claro, con todo y teclas con caracteres árabes”.

No importa si las teclas están en chino, árabe u otro idioma, eso no es un problema para Olympia. Sus máquinas de escribir eléctricas están adaptadas a cada mercado. Lo único que tiene que vigilar esta compañía alemana es que los motores de sus máquinas correspondan con los diferentes voltajes de cada país.

Autor: Klaus Deuse /Israel Ayala

Editora: Emilia Rojas