Mundial 2006: Alemania pierde la inocencia
16 de octubre de 2015Cuando La Federación Alemana de Fútbol (DFB), la organización deportiva más grande del mundo, anunció que estaba investigando el flujo “irregular” de 6,7 millones de euros desde las arcas del Comité Organizador del Mundial 2006, la información fue recibida con sorpresa.
El trasfondo del comunicado solo se conocería unas horas más tarde. La prestigiosa revista Der Spiegel, una de las más serias en materia de periodismo investigativo, dio a conocer el reportaje que llevará de portada este fin de semana:”Un cuento de hadas destruido”.
Allí salen a relucir actos de corrupción que involucran esos 6,7 millones de euros mencionados por la DFB. Según esta versión, los alemanes se valieron entonces de ese turbio dinero para adquirir el derecho a organizar como anfitriones el Mundial 2006. Compra de votos a funcionarios asiáticos de la FIFA, inversionistas privados, manejo de una “caja negra” llena de dinero utilizado para los pagos secretos, y la vinculación directa de nombres que son una institución en el fútbol de Alemania.
De todos estos manejos tenían conocimiento, según explica Der Spiegel, la máxima figura histórica del fútbol alemán, Franz Beckenbauer (campeón del mundo como jugador y como entrenador), Wolfgang Niersbach (presidente de la DFB a quien internacionalmente se consideraba una de las mejores opciones para conducir la FIFA en la era post Blatter), y Robert Louis Dreyfus (entonces jefe de Adidas y presunto encargado de facilitar el dinero para las triquiñuelas).
Las consecuencias
Las revelaciones de Der Spiegel han sido un fuerte golpe a la DFB, que tanto en Alemania como en el mundo gozaba de gran respeto y admiración. De hecho, la institución venía siendo hasta ahora uno de los principales polos de oposición a la administración de Joseph Blatter en la FIFA. En su afán de limpiar al organismo de la corrupción, la DFB había ya incluso presentado un plan de acción y reforma que gozó de buena acogida.
Desde su imagen de institución limpia, integra y honesta, la DFB había logrado elevar su voz crítica ante la crisis en el fútbol internacional. Los alemanes, tanto en los escándalos de la FIFA como de la UEFA, venían siendo escuchados con atención y sus palabras más que recomendaciones se interpretaban como el mapa de la ruta hacia las soluciones.
Ahora, ante las acusaciones sobre la compra del Mundial 2006, el fútbol alemán queda lesionado y antes de poder contribuir a los cambios de otras instituciones, tendrá que defender y recuperar la credibilidad en su propia honestidad.
Las reacciones
La gravedad de las implicaciones de la supuesta corrupción en la adjudicación del Mundial 2006 se puede medir en las reacciones de distintos sectores de la sociedad alemana. El ministro Federal de Justicia, Heiko Maas, dijo vía Twitter: “Los aficionados tienen derecho a que las acusaciones sean aclaradas hasta en su más mínimo detalle”.
La fracción del Partido Verde en el congreso sostuvo que “Beckenbauer y Niersbach deben decir todo lo que saben”, mientras su vocero en la Comisión del Deporte, Özcan Mutlu, aseguró “la corrupción que se le adjudicaba a la FIFA ha llegado con fuerza a Alemania. La DFB tiene el deber de explicar todo con transparencia, honestidad y sinceridad”.
Y mientras la DFB sostiene que el reportaje de Der Spiegel se basa en “afirmaciones sin asidero”, la FIFA considera que “las acusaciones son serias” y anuncia que abrirá una investigación al respecto. Esto significa que ahora Alemania -bajo sospecha- estará bajo la lupa de una organización a la que pretendía reformar por considerarla corrupta.