Se necesita mujeres empresarias
7 de octubre de 2009„La situación y la crisis financiera hacen necesario incentivar la creatividad y el poder femenino“, declaró el comisario europeo para Trabajo, Asuntos Sociales e Igualdad de Oportunidades al inaugurar en Estocolmo la red de “Mujeres Embajadoras del Espíritu Empresarial”. Empresarias europeas –pequeñas y medianas- se disponen a -basadas en su propio ejemplo- motivar a otras mujeres a emprender su propio negocio. “La UE necesita más empresarios, más gente con ideas innovadoras y enfoques creativos de los negocios”, dijo por su parte el comisario europeo de Empresa e Industria, Günter Verheugen.
Para la creación de esta red de embajadoras, la UE pone un millón de euros anuales a disposición. “No es nada comparado con los fondos que se ponen a disposición para otras rúbricas”, se queja una periodista; “si se tratase de automóviles y no de mujeres sería otra cosa”, acusa otra. La medida, sin embargo, tiene buen eco en el mundo académico. “Toda medida encaminada a incentivar la presencia de la mujer en la economía es positiva. Más aún si es en el campo de la pequeña y mediana empresa. Vivimos tiempos de crisis, las grandes industrias quiebran o nos abandonan”, dice la economista Caren Holmquist del Centro para Empresariado de la Escuela de Economía de Suecia.
Sólo un 34,5 por ciento de empresarias
Las estadísticas lo demuestran: la presencia de la mujer en la pequeña y mediana empresa (pme) en Europa deja mucho que desear; apenas un 34,4 por ciento de las pme son llevadas por una mujer.
La comparación con países latinoamericanos –en donde hay tantas mujeres como hombres en este sector y en algunos países incluso superan a los hombres- habla de que el mundo laboral europeo se ha orientado demasiado a la gran industria.
Ahora, cuando ésta se resquebraja, la vista se enfoca “en salidas creativas, en el entusiasmo” declara Spidla según quien la independencia económica de hombres y mujeres es una de las prioridades de ésta y otras iniciativas con fondos del ejecutivo europeo. “Se trata de reconciliar trabajo y familia”, asevera. En principio, esta red pondría a las mujeres también en contacto con asesoría y fondos destinados a promoverlas.
En busca de la independencia
Las mujeres embajadoras ratifican lo dicho: para ellas crear su propia empresa representó independencia, flexibilidad y la posibilidad de conjugar “éxito” con la crianza de los hijos. ¿De quiénes se trata? Una de las embajadoras de Reino Unido, Nadine Hill, ex especialista en relaciones públicas pensó que sería buena idea trabajar –por las noches- como “asistente virtual” respondiendo, desde su centralita en casa, las llamadas telefónicas de diversas empresas.
Kicki Theander, de Suecia, optó por ofrecer una bolsa semanal con alimentos sanos y recetas para prepararlos para una familia de cuatro personas. “Sabía del cargo de conciencia de muchos padres por no ofrecer a sus hijos una alimentación más saludable, por falta de tiempo o de ingenio”, cuenta Kicki, quien considera que ha logrado el “éxito”: trabajar cuarenta horas a la semana, cenar todos los días con sus dos hijos y ganar dinero.
Johanna Marius –que crió a su hija siendo divorciada y ahora tiene varios nietos- es “embajadora del espíritu empresarial” en Alemania. Marius dejó un alto puesto en una organización internacional para dedicarse al entrenamiento intercultural. Y ha tenido éxito. “Éxito es cuando tengo una idea, la pongo en práctica y las cosas funcionan. Y es mejor aún si todo funciona, y el dinero también”, opina.
Empresaria por necesidad o por elección
Para Soledad Aguilar Oddershede, del Ministerio Sueco de Empresas, el trabajo que realizarán las embajadoras es muy importante: “para cambiar o dar una imagen más variada de quién puede ser una empresaria. "En Suecia hay muchos más hombres empresarios que mujeres”, cuenta esta especialista en el ramo, cuyos padres llegaron a Suecia como refugiados políticos huyendo de la dictadura en Chile. Entretanto, jefa de una sección en el ministerio, ella misma es una imagen de mujer joven, con éxito.
“El 90 por ciento de las compañías en Suecia son empresas pequeñas” agrega subrayando su importancia para la economía del país. Por ello, que “estas mujeres salgan a contar su historia en escuelas y universidades, es bueno para mostrar que es posible. Las jóvenes pueden decir: si ella lo puede hacer, yo también”, dice Aguilar Oddershede. En su opinión, la disparidad que existe entre este incipiente empresariado femenino europeo con la proliferación de pequeñas empresas femeninas en América Latina se explica con la diferencia entre “la necesidad de tener una empresa o elegirlo como una oportunidad”.
Autora: Mirra Banchón
Editor: Enrique López