Muertes por COVID-19: ¿está contando bien América Latina?
8 de junio de 2021DW: Dr. Drexler, el Gobierno peruano convocó a un equipo de expertos para revisar el posible exceso de muertes por COVID-19 y concluyó que los fallecidos eran más de 180 mil, el triple de muertes registradas hasta ese momento. Perú se convirtió así en el país con la mayor tasa de mortalidad per cápita del mundo. ¿Cree usted que han tardado en sincerar su cifras?
Felix Drexler: La cifra me parece muy lamentable, pero más que nada es un giro bastante transparente de las autoridades peruanas. En esto se tiene que trabajar, sobre todo, con transparencia. El gran problema es que una persona puede morir con o por COVID-19, y antes solo contaban a los que eran diagnosticados con el virus. Sin embargo, yo no creo que Perú sea muy distinto a la mayoría de países de la región. Perú se ha acercado ahora más a la verdad que sus vecinos. Al comienzo de la pandemia, el Gobierno peruano también fue muy estricto con sus medidas de cuarentena, que implementó bastante rápido después de ver el desastre en Guayaquil.
¿Le parece que este puede ser un primer paso para que más países se atrevan a revisar sus cifras?
Sí, y aquí hay que tener en cuenta varios factores. Primero, hay que tener un registro civil que funcione, que no es fácil en países con geografía tan diversa. Por ejemplo, si una persona muere en la selva, el cadáver muchas veces no es contabilizado. Después estaba el problema con las morgues: si un cadáver era diagnosticado con COVID-19, la morgue tenía que aceptarlo a pesar de ser potencialmente contaminante, lo que requiere todo un cuidado especial para cremar, y las morgues no tenían recursos. Al inicio de la pandemia, para muchas familias era mejor no declarar una muerte con COVID-19. Sincerar y actualizar las cifras es el gran reto que tenemos que enfrentar.
¿De qué forma ha ayudado esta pandemia en la región para saber cómo reaccionar a futuras emergencias sanitarias?
Uno de los pocos aspectos positivos es la digitalización de datos, que varios países latinoamericanos hacen mejor que Alemania. En muchos países de la región, por ejemplo, se utilizan los códigos QR en los aeropuertos como sistemas de notificación. En una emergencia sanitaria se necesita de todas esas herramientas en línea, para registros, tests o vacunación. Y también para dificultar su falsificación. El rastreo de contactos no se ha hecho, sobre todo, por falta de recursos. Otro aspecto positivo es el deseo de algunos países de querer implementar un sistema integral de salud. Los presupuestos en salud son demandas humanitarias que deberían ser independientes de cualquier gobierno.
¿Qué le parece que la Organización Mundial de la Salud (OMS) no haya desarrollado un registro internacional de casos, como lo hace, por ejemplo, la Universidad Johns Hopkins?
No estoy seguro de que ese sea el papel de la OMS. La OMS, o la OPS, no son organismos que cuentan con grandes recursos, por eso creo que no se les puede exigir demasiado. Creo que se deben instalar mecanismos sanitarios transnacionales, pero en un primer paso me parece que se debería trabajar de forma más regional, fortaleciendo, por ejemplo, el Mercosur, la Alianza del Pacífico o el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA). Trabajando con los países vecinos que tienen culturas y problemas similares. Cada uno de estos países han desarrollado las mismas medidas durante la pandemia y muchos han fracasado.
Su colega en el hospital Charité de Berlín, el también reconocido virólogo alemán Christian Drosten, ha dicho que con el nuevo coronavirus no será posible alcanzar la inmunidad colectiva, que ha habido un malentendido, y que todo aquel que no se vacune acabará infectandose con el virus. ¿Usted piensa lo mismo?
Sí. Siempre se dijo que la inmunidad de grupo va restringir la circulación del virus lo suficiente como para terminar con la pandemia. El virus seguirá circulando, pero de una manera más lenta, la situación dejará de ser una pandemia y dejará de poner en riesgo a los sistemas de salud. Que el 70% de personas quede inmunizado, sea por infección o por vacuna, no significa que el 30% restante sin vacunación quedará protegido porque no tendrá contacto con el virus. Quien no se vacune, muy probablemente terminará infectádonse con el virus en cualquier momento.
Por otro lado, el invierno está empezando en el sur del continente, y Argentina, por ejemplo, impuso un nuevo confinamiento estricto por el aumento de casos de coronavirus, ¿hay nuevas evidencias sobre si el SARS-CoV-2 es estacional?
El coronavirus siempre ha tenido una estacionalidad, pero no extrema. Es decir, el verano no va a hacer desaparecer al virus mágicamente, como muchos piensan, ni en invierno los contagios van a empeorar necesariamente. Eso depende, sobre todo, de las oportunidades de transmisión para el SARS-CoV-2. En general, los coronavirus, que causan también los resfriados comunes, tienden a ser estacionales y ocurren más en épocas frías.
Este lunes falleció en México el primer paciente sospechoso de infección por "hongo negro” (mucormicosis), que se ha visto principalmente en India en personas recuperadas de COVID-19, ¿qué tan peligrosa es esa infección?
Esta se debe, principalmente, al mal uso de corticoides, que se emplean de manera preventiva en altas dosis, debilitando el sistema inmunológico, lo cual abre la puerta a una infección fúngica. Por eso, como siempre se recomendó, hay que evitar tratamientos sin evidencia científica. No aporta en nada si uno se llena de ivermectina, corticoides, o lo que sea. El problema con este hongo demuestra el mal uso de los medicamentos, y las consecuencias pueden ser fatales.
El Dr. Jan Felix Drexler, virólogo y profesor de la prestigiosa Clínica Universitaria Charité de Berlín, es consejero científico de la Corporación Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ) y dirige delegaciones que ayudan a los Gobiernos latinoamericanos en su lucha contra el nuevo coronavirus. Drexler tiene amplia experiencia profesional en América Latina, donde también llevó a cabo proyectos para combatir el zika.
(cp)