Nuevo asesinato de periodista mexicana
30 de abril de 2012El pasado 28 de abril, la periodista mexicana, Regina Martínez, fue estrangulada, en su domicilio. Era corresponsal para el semanario “El Proceso” en el Estado de Veracruz. El gobernador del Estado, Javier Duarte Ochoa, mandó a instaurar una comisión de investigación para aclarar la muerte de la periodista. Con este deceso, suman más de 70 periodistas muertos desde el año 2000, según informes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
En la estadística mundial del nivel de libertad de prensa del 2011, según la ONG Reporteros sin Fronteras, México ocupa el lugar 149, uno antes de Afganistán. De los países latinoamericanos que figuran en la lista, México recibe la peor evaluación, seis lugares atrás de Colombia. En comparación, Alemania se sitúa en el lugar 16 junto a Jamaica y Chipre.
La libertad de prensa sólo es formal
Desde el 2006, México cuenta, como único país en el mundo, con una Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra Periodistas. Su misión es investigar y perseguir todas las conductas delictivas “cometidas en contra de periodistas, que tengan como propósito impedir el libre ejercicio de su actividad profesional, de mantener bien informada a la sociedad”, anuncia la fiscalía en su página de Internet. Sin embargo, esta iniciativa no ha logrado parar los asesinatos en este país latinoamericano.
Isabel Rosales, experta del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA por sus siglas en inglés), explica que siempre ha habido asesinatos y desapariciones de periodistas en América Latina, pero que desde hace 10 años, aproximadamente, en México estos crímenes han alcanzado otro nivel. Los más afectados son los periodistas que investigan temas relacionados al narcotráfico y a la corrupción. Entre las víctimas, también se encuentran periodistas que señalan abusos de cárteles contra migrantes, señala Rosales. Por eso las zonas más peligrosas son las áreas fronterizas de México, en el sur y norte del país.
Ante estos sucesos, muchos periodistas mexicanos han empezado a practicar autocensura, confirma la experta, “en muchos casos, los mismos medios de comunicación les imponen una autocensura con temas relacionados al narcotráfico”. “Hay libertad de prensa formalmente”, asegura Isabel Rosales, “pero el Estado de derecho no garantiza seguridad a los periodistas.” La experta critica que en México no haya protocolos adecuados, como la posibilidad de escribir artículos de forma anónima para proteger la identidad del autor.
Contrabandistas menonitas
Björn Akstinat, director de la ONG Ayuda Internacional para Medios de Comunicación (IMH por sus siglas en alemán) con sede en Berlín, dice que tan sólo en el 2011, han sido asesinados por lo menos 5 periodistas en México y añade que esto “no es de extrañarse en un país en el que el encargo de un asesinato cuesta alrededor de 10 euros.” En el conteo de asesinatos, solo cuentan periodistas y camarógrafos de planta, los asesinatos de periodistas libres así como de blogueros no aparecen en la lista – tampoco los desaparecidos.
Según Akstinat, sobre todo en las regiones norteñas, los periodistas que tratan temas relacionados al narcotráfico se ven amenazados de muerte. El experto cuenta que en los Estados del norte de México también las comunidades menonitas, procedentes de Alemania, se ven afectadas por la supremacía de los narcotraficantes. Muchas veces, los narcotraficantes utilizan a viajeros menonitas como contrabandistas de droga, ya que éstos no son controlados frecuentemente, ya que se conocen como personas profundamente religiosas y pacíficas. Generalmente, los menonitas no saben que transportan droga, porque “también son muy ingenuos y a veces ni siquiera saben lo que es la droga”, explica el director de IMH.